La Pinot Meunier es variedad de uva que a menudo la llama «la uva de relleno«. A lo largo de la historia, esta variedad padeció un severo problema de imagen hasta hace aproximadamente una década, cuando los principales viticultores que la han trabajado durante generaciones en el valle del Marne decidieron unirse y reescribir la historia de la Meunier. El Instituto Meunier celebra de manera anual una serie de catas como actividad paralela a la Primavera de Champagne, celebrada en Reims. Este evento, de una semana de duración, atrae a cientos de profesionales a la ciudad para evaluar la calidad de los vins claires del año anterior.

Vin claire es un término que emplean los enólogos y los productores para referir a los vinos tranquilos que eventualmente se transformarán en cuvées espumantes. Asimismo, se evalúa una amplia selección de la oferta de los productores, tanto en vinos espumantes como tranquilos.
Fuera de la región de Champagne, donde se cultiva el 20% restante de la variedad, se la conoce generalmente como Pinot Meunier, pero en Champage se omite el nombre. Esta omisión generalizada de la herencia Pinot se ha extendido a toda la región. De hecho, muchos enólogos consideran que tal práctica debería diseminarse a nivel mundial, en razón de que genera expectativas de similitud con la más conocida Pinot Noir. Es fundamental dejar en claro que se trata de dos variedades de uva completamente diferentes.
La opinión de los expertos
En una entrevista con el consultor enológico Pierre-Yves Bournérias, cofundador del Instituto Meunier, el experto afirmó que la Meunier precisaba de una mayor definición: «Cuando era estudiante en los años ochenta, siempre oía que la Meunier era la tercera variedad de uva. Ayudaba al ensamblaje. No era interesante para largas crianzas. Era sensible a la oxidación. Carecía de la elegancia de la Chardonnay y la estructura de la Pinot Noir«. Posteriormente, procedió a desestimar todas aquellas acusaciones, afirmando que, en cuanto a elegancia y estructura, la Meunier está a la altura de ambas: Chardonnay y Pinot Noir.

La acusación de que la Meunier no tiene la capacidad de envejecer de manera satisfactoria se volvió a plantear en otra consulta con el importador australiano Victor Pugatschew, de Champagne de Vigneron: «En 2004, cuando comencé mi aventura con el Champagne, caté una Meunier de 1955 con Jose Michel». Victor descubrió entonces las cuvées de Bruno Michels y los inicios de los Champagnes Meunier de Jérôme Prevost cuando visitó a Jacques Selosse en Avize. Describe estas experiencias como una rotunda una revelación.
Pugatschew destaca especialmente la pureza e intensidad de estas añadas más antiguas, cualidades que han sido perfeccionadas a lo largo de los años por varios productores que exploran osadas innovaciones. Estas incluyen el uso creciente de reservas perpetuas y, en el caso de Champagne Demiére, un sistema de solera a medida, todo lo cual refuerza la importancia y el valor de los vinos de reserva.
Los vinos de reserva
Carl-Edmund Sherman, docente especializado en Champagne, señala que los vinos de reserva son los «vinos más importantes que tenemos en Champagne (…) los vinos sin añada requieren un cierto porcentaje de vino de reserva para compensar lo que la naturaleza les ha dado o quitado de ese año».
Asimismo, Carl-Edmund comentó: «El objetivo de la muestra no era solo dar cuenta de la singularidad del terroir, ya que existen muchos terroirs únicos en Champagne. Queríamos mostrar cómo esa singularidad se reflejaba en las prácticas de Jérôme, el enólogo jefe, tanto en la gestión del viñedo como en la vinificación«.
En 2016, Michael Edwards sugirió que el aumento de la popularidad de la Meunier se debía a que el cambio climático estaba generando cosechas más cálidas, y que su virtud residía en aportar frescura y características florales adicionales. Mencionó la cosecha de 2003 como una cosecha cálida en la que la variedad había resistido el calor, conservando incluso su frescura.