Este lunes, los mercados financieros reaccionaron con una fuerte aversión al riesgo. El índice de riesgo país argentino, medido por el JP Morgan, trepó 62 unidades y alcanzó los 863 puntos básicos, su nivel más alto desde noviembre de 2024. El salto respondió tanto a factores locales como a un nuevo episodio de tensión global, tras las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que encendieron las alarmas por una eventual guerra comercial.
A mitad de la jornada, los bonos soberanos en dólares caían más de 2% en promedio, y el índice S&P Merval retrocedía 1,9%, ubicándose en 2.333.000 puntos. En paralelo, las acciones argentinas que cotizan en Wall Street (ADRs) se desplomaban hasta 6%.

El impacto global: temores por proteccionismo y estanflación
El anuncio de Trump, que incluyó la posibilidad de aplicar nuevos aranceles a todos los países, reactivó el temor a una guerra comercial a escala global. Esta postura proteccionista generó inquietud entre los inversores, al punto de afectar los activos de los mercados emergentes, especialmente de países con economías frágiles como Argentina.
“El clima negativo de los mercados internacionales se combina con la ansiedad local por conocer detalles técnicos del nuevo acuerdo con el FMI, especialmente sobre el régimen cambiario”, explicó el economista Gustavo Ber. Y agregó que el endurecimiento del tono en Estados Unidos ha fortalecido las apuestas al «flight-to-quality», reflejadas en la suba del oro, los bonos del Tesoro y el dólar.
Los bonos Globales, en el centro del desplome
Los seis títulos de deuda en dólares emitidos bajo ley extranjera cayeron de forma generalizada. El bono más golpeado fue el Global 2046, que perdió 2,5% en la jornada, mientras que el Global 2029, el más corto, retrocedió 1,8%. Esta reacción refuerza la percepción de que los mercados desconfían de la capacidad de pago de Argentina en un contexto económico volátil.
La caída de estos títulos también presiona al riesgo país, que acumula un alza de más de 300 puntos desde el piso registrado en enero. Para los analistas, esta tendencia pone en riesgo la estrategia oficial de regreso a los mercados internacionales en 2026.
El acuerdo con el FMI como ancla de expectativas
En este marco de tensión, el ministro de Economía confirmó que el Gobierno solicitó al Fondo Monetario Internacional un paquete por USD 20.000 millones y pidió que el primer desembolso represente más del 40% del total. Aseguró que Argentina ya cumplió varias de las metas fiscales y monetarias, por lo que el país estaría en condiciones de recibir ese adelanto.
Luis Caputo también minimizó las recientes ventas de dólares por parte del Banco Central, que en marzo superaron los USD 1.600 millones, y sostuvo que la operatoria se corregirá una vez que se cierre el nuevo acuerdo con el organismo.
Desde Washington, la portavoz del Fondo confirmó el pedido del Gobierno y señaló que las negociaciones están avanzadas, aunque la aprobación final queda en manos del directorio ejecutivo. La propuesta oficial contempla que los fondos del nuevo programa se utilicen para recomprar las Letras Intransferibles del BCRA y fortalecer las reservas internacionales.
La presión cambiaria y las dudas sobre el plan económico
El deterioro de los activos argentinos también refleja el nerviosismo por la evolución del dólar en los próximos meses. Las cotizaciones a futuro para mayo ya se ubican en torno a los $1177, un 7% por encima del tipo de cambio oficial previsto por el Gobierno. El aumento en la expectativa de devaluación ocurre en un contexto en el que el campo redujo drásticamente la liquidación de divisas y la inflación muestra signos de reactivación.
“La situación se volvió más delicada en las últimas semanas. Con el ajuste inicial ya ejecutado, el Gobierno enfrenta ahora el desafío más complejo: estabilizar sin perder respaldo político”, sintetizó un operador del mercado.