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ECONOMÍA

El Gobierno nacional celebra: el impacto del fin del cepo fue menor al previsto, indican las primeras encuestas privadas

Las primeras mediciones privadas muestran que el nuevo esquema cambiario no disparó los precios, pero tampoco detuvo el deterioro del poder adquisitivo.

Inflación

A once días de la implementación del nuevo esquema cambiario impulsado por el gobierno de Javier Milei, las principales consultoras privadas ya trazan sus primeras conclusiones: la flexibilización del cepo no provocó una disparada de precios. El impacto en la inflación fue, hasta ahora, moderado.

Las cifras preliminares marcan un escenario distinto al de otras salidas del cepo. En parte, se explica por la estabilidad del tipo de cambio, el retroceso de precios en algunos rubros sensibles como frutas, verduras y educación, y el freno en los incrementos de alimentos. También incide un factor clave: la demanda sigue deprimida y no convalida remarcaciones abruptas, especialmente en consumo masivo.

Según la consultora Eco Go, la tercera semana de abril cerró con una suba del 1,3%, lo que representa una aceleración de apenas 0,3 puntos respecto a la semana anterior. Para todo el mes, proyectan una inflación entre 3% y 3,5%, por debajo del 3,7% registrado en marzo por el INDEC.

“El recorte en la proyección se debe a que los alimentos subieron menos de lo esperado. Con la volatilidad acotada del tipo de cambio, el impacto fue limitado. Además, la debilidad del consumo hace que las empresas dosifiquen los aumentos de costos”, explicó Sebastián Menescaldi, director de Eco Go.

Remarcaciones contenidas y presión oficial

El debut del nuevo esquema cambiario incluyó una devaluación inicial del 10,4%. Algunas compañías de consumo masivo aplicaron remarcaciones de hasta el 9%, pero muchas debieron retroceder tras el rechazo de supermercados y mayoristas. Esa presión del canal comercial, sumada al mensaje político del Gobierno, fue determinante para frenar la escalada.

El propio ministro de Economía, Luis Caputo, celebró el retroceso de esas listas en sus redes sociales. Desde su cartera aseguran que el precio del dólar se mantendrá cerca del piso de la banda ($1.000), lejos del techo ($1.400), y que eso brinda previsibilidad al sistema.

En supermercados aseguran que no hay margen para avalar subas indiscriminadas: «Cuidamos al cliente, no podemos aceptar cualquier cosa», expresaron desde una cadena. Las ventas vienen en caída desde hace 16 meses, según Scentia, y no hay signos de recuperación en el corto plazo.

A esto se suma que el Gobierno también logró que las empresas de medicina prepaga moderen los incrementos previstos para mayo, y algunas automotrices también retrotrajeron los ajustes aplicados en abril.

Qué dicen otras consultoras

Desde la consultora Analytica, Claudio Caprarulo sostuvo: “Nuestro relevamiento no muestra una aceleración significativa. Incluso, en la tercera semana de abril se observó una leve desaceleración respecto a la anterior. La proyección para el mes se ubica apenas por encima de marzo”.

Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos, fue más optimista y estimó que la inflación podría ubicarse en torno al 3% o incluso por debajo. “En muchos sectores hubo subas en marzo y principios de abril, pero luego aparecieron bajas en alimentos frescos y educación”, detalló.

Desde PxQ, en tanto, reconocen que hubo “una leve aceleración”, aunque insisten en que el efecto fue muy inferior al de episodios similares del pasado, como la salida del cepo en 2015 o la corrida cambiaria de 2018.

El Gobierno mantiene ancladas las tarifas

Otro elemento que influye en el bajo pass-through es el congelamiento de las tarifas de servicios públicos. La administración libertaria mantiene sin variación las boletas de luz, gas y agua, y pospuso aumentos en combustibles. Esta política, que genera tensiones internas, permite contener la inflación, pero a costa de distorsiones en precios relativos y un gasto oculto en subsidios.

El dato oficial de inflación de marzo fue del 3,7%, con un acumulado del 8,6% en el primer trimestre de 2025 y una suba interanual del 55,9%. El Gobierno confía en que abril marque un punto de inflexión en la tendencia, con un IPC en retroceso gracias a la estabilidad cambiaria y la contracción del gasto.