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El Papa Francisco volvió a mostrarse en público en el Domingo de Ramos: «Llevar la cruz nunca es en vano»

Mientras recorría la zona del Sagrario, la multitud lo saludó al Papa con emoción y alegría.

Papa Francisco

El Papa Francisco participó este domingo de la misa del Domingo de Ramos en el Vaticano, dando inicio a la Semana Santa. El pontífice apareció al final de la celebración encabezada por el cardenal argentino Leonardo Sandri, y fue recibido con una ovación por los más de veinte mil fieles que lo esperaban en la Plaza San Pedro.

Aunque no estaba anunciado oficialmente, muchos asistentes confiaban en que Francisco diría presente. La expectativa creció luego de que el sábado realizara una sorpresiva visita a la Basílica de Santa María la Mayor, donde rezó ante el ícono de la Virgen «Salud del Pueblo Romano». Este domingo, el Papa llegó en silla de ruedas, acompañado por su asistente sanitario, Massimiliano Strappetti, y tuvo un breve contacto con los fieles, a pesar de las recomendaciones sanitarias por su delicado estado de salud.

Mientras recorría la zona del Sagrario, la multitud lo saludó con emoción. Se pidió previamente evitar tocar al pontífice para prevenir infecciones, ya que aún se recupera de una pulmonía doble. Sin embargo, Francisco extendió sus manos hacia algunos, especialmente niños y jóvenes, en un gesto que conmovió a todos los presentes.

Durante la misa, Sandri leyó la homilía escrita por Francisco, en la que el Papa hizo un llamado a vivir la compasión a través del ejemplo de Simón de Cirene, quien ayudó a Jesús a cargar la cruz. «Para experimentar este gran milagro de la misericordia, decidamos durante la Semana Santa cómo llevar la cruz, no en el cuello, sino en el corazón», expresó.

El mensaje del pontífice invitó a abrazar el sufrimiento del prójimo como camino hacia la redención. «No solo la nuestra, sino también la de aquellos que sufren a nuestro alrededor. Preparémonos a la Pascua del Señor convirtiéndonos en cireneos los unos para los otros», añadió, resaltando la importancia de la solidaridad y el amor activo.

La Plaza San Pedro se vio colmada de fieles que portaban ramas de olivo y palmas. Antes de la misa, se realizó la tradicional procesión desde el obelisco central, un ritual que se remonta al siglo IV. Participaron 39 cardenales, 33 obispos y más de 300 sacerdotes, renovando la solemnidad del inicio de la Semana Santa.

El mensaje esperanzador del Papa Francisco ante la multitud

Francisco cerró su mensaje con una reflexión sobre el mal y el dolor en el mundo: «Frente a la atroz injusticia del mal, llevar la cruz nunca es en vano, más aún, es la manera más concreta de compartir su amor salvador». Su presencia renovó la esperanza entre los fieles y reafirmó su voluntad de acompañar, aún en la fragilidad, los momentos clave de la fe católica.