Fuertísimo fue lo que decidió dar a conocer nada más y nada menos que Hernán Drago, uno de los modelos más reconocidos y queridos de nuestro país. Fue en una nota con Teleshow donde decidió contar cómo fue su experiencia de visitar las Islas Malvinas, algo que venía planeando desde hace un tiempo.
«Después uno podría describirlo y ampliar bastante, pero las primeras dos sensaciones fueron eso: orgullo y dolor. Este es el momento que yo pude concretar la visita de un viaje que hace muchos años ya sabía que iba a hacer, porque hay algo dentro que me llevaba, que quería que yo esté ahí. Yo amo mi país. Lo amo. He viajado mucho por trabajo al exterior y también por todo el interior de la Argentina. Y era un lugar que quería conocer. Fue una motivación mía. Había algo también que me llevaba», comenzó diciendo.
«Yo ya les había dicho que seguramente al año siguiente iba a ir a las Islas Malvinas, y ellos también se emocionaron. Y lo pudimos concretar. Por la vorágine en la que uno vive, muchas veces se patean en el tiempo las materias pendientes. Pero con las islas no. No lo quería hacer. He postergado otras cosas, pero le di prioridad a mi visita a las islas. Todo el mundo recomienda ir con un perfil bajo y de respeto. Ellos garantizan que si uno va así, va a evitar cualquier tipo de inconveniente. Para mí no era una opción no llevar la bandera, pero la llevé bien guardada en el bolso», explicó.
Inmediatamente, Hernán Drago decidió ir por más. «El único lugar permitido y habilitado para desplegarla era en el Cementerio Argentino. Por supuesto hice eso. Junto con todos los compatriotas argentinos con los que me tocó compartir, nos comportamos así. Y sentimos un trato respetuoso, porque uno también así lo propone. Mientras uno lleve un perfil respetuoso y bajo, públicamente al menos, no hay problema. Estuve casi dos horas. Me agarró la noche ahí. Sentía que no me podía ir. Me emocionó mucho. He llorado mucho, mucho. Nos comentaba el guía que no han podido reconocer ni por genética ni los familiares. Y en la lápida está escrito: ‘Soldado argentino solo reconocido por Dios’. Todavía me emociona», expuso.
«Me acuerdo que una chica me puso: ‘Ahí está mi papá, si podés dejale una flor’. Y como no tenía una flor, me besé la mano y apoyé la mano sobre la cruz. Fue un momento muy fuerte. Me han hecho saber muchas personas que no han podido volver por qué no pueden. Se niegan porque no quieren ver su pasaporte con un sello inglés. Porque es una zona de mucho dolor y tienen la herida muy abierta. O por motivos totalmente entendibles y personales. Yo que pude ir, me sentí en el lugar de todos esos que no pudieron ir. Cuando me preguntan por qué fui, fui un poco por eso también», señaló.
«Es muy distinto cuando uno está ahí, y le cuentan, y entiende el frío, la turba mojada que uno pisa. En muchos lugares te enterrás hasta el tobillo. Siempre el ruido del silencio. Las distancias. Las dimensiones… Estuve literalmente adentro de una o dos trincheras argentinas. Es imposible no imaginar que ahí hubo chicos de 18, 19 años, muertos de frío, de hambre, dispuestos a defender la bandera. Cambió mi mirada sobre Malvinas, sí, pero no cambió mi opinión. Se reforzó. No sé bien qué fue lo que me llevó. Eso se siente. ¿Me mejoró como persona? No tengo ninguna duda. Me voy lleno, orgulloso. Y con la promesa y el deber de seguir llevando esta bandera de Malvinas en el día a día. En esta entrevista, con mis hijos, con mis allegados, hasta el día que yo no esté», finalizó Hernán.