Un jugador estrella del fútbol de Brasil, con paso por la Premier League y en la Selección de Francia, es foco de una denuncia por abuso y violencia. Se trata de Dimitri Payet, histórico futbolista reconocido por su capacidad para rematar y marcar goles en varios equipos de Europa, que desde 2023 juega en Vasco Da Gama de Brasil. Y ahora fue denunciado.
«Es un monstruo enfermo. Temí por mi vida y todavía tengo miedo. No sólo quiero justicia, sino también ayudar a otras mujeres que permiten ciegamente que sus parejas abusen de ellas”, dijo Larissa Ferrari, la denunciante de Payet, en declaraciones al medio británico The Sun.
La joven alega haber mantenido una relación de siete meses con Payet que arrancó bien. «Era muy dulce y romántico. Fue una cita muy intensa y al día siguiente fui a verlo jugar. Era muy atento y hubo muchos abrazos y besos. Me pareció un hombre encantador», dijo sobre el delantero de Francia, que estaba casado y con cuatro hijos.
«Me abrí con él. Le dije que acababa de terminar una relación y que tenía problemas mentales, y él me apoyó mucho. Lo sentí como mi refugio. Tuvimos una boda falsa. Él dijo que era el momento oficial de nuestra relación real. Nunca mencionó a su esposa y no me gustaba preguntarle por ella. Me pidió que le comprara un anillo de bodas y me dijo que nunca me dejaría», dijo sobre Payet.
Pero según Ferrari, todo comenzó a cambiar. «Esta fue la primera vez que vi esa faceta de él. Dijo que era la única persona en la que podía confiar. Luego me dijo que me castigaría y que se iría a Francia por 30 días para volver con su familia. Me dijo que, a su regreso, yo también sería castigada sexualmente», afirmó la denunciante del delantero de Francia.
“A los pocos segundos de llegar a su casa, me dijo: ‘Ahora empieza tu castigo’”. Sin embargo, sentí que me lo merecía, pues me había manipulado para que creyera que necesitaba un castigo para que nuestra relación continuara. Estaba vulnerable y no quería que me dejara», recordó en su denuncia.
«Me dijo que tenía siete días para demostrarle que lo amaba de verdad. No sabía qué hacer para demostrárselo. Le dije que me haría un tatuaje de su nombre, pero me dijo que no era suficiente. Él dijo que no estaba conmigo porque estaba en Río y yo estaba en casa, así que necesitaba castigarme porque él no estaba aquí para hacerlo. Dijo que era una zorra por ser brasileña. Lo que me asustó fue que empecé a creer que me lo merecía todo. Ninguno de mis familiares y amigos sabía lo que estaba pasando”, agregó Ferrari.
