Tras una ola de críticas del kirchnerismo, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, salió a aclarar sus declaraciones sobre el proceso electoral en Argentina. Negó haber hecho una sugerencia hacia el electorado y aclaró que su advertencia fue dirigida al Gobierno nacional, en un intento por sostener la hoja de ruta económica vigente.
«Las elecciones son para los argentinos, no para nosotros», dijo Georgieva este viernes a medios acreditados en la Asamblea de Primavera del FMI, en Washington. «Mi mensaje fue para el Gobierno, que mantenga el rumbo en beneficio del crecimiento del país y del pueblo argentino», añadió. La intención, explicó, fue advertir sobre los riesgos de que los gobiernos relajen las reformas cerca de las elecciones.
Las declaraciones surgen luego de que el jueves, en una conferencia de prensa, advirtiera que “la voluntad de cambio no debe descarrilarse”, en referencia al programa económico impulsado por Javier Milei. Esa frase fue suficiente para que desde el kirchnerismo salieran en bloque a denunciar una supuesta “intromisión electoral”.
Cristina, Kicillof y el PJ, al ataque
Cristina Kirchner fue una de las primeras en responder. En sus redes sociales, escribió que Georgieva “pidió votar a los candidatos de Milei” y denunció una “gravísima intromisión”. El gobernador Axel Kicillof se sumó enseguida: “Las declaraciones de Georgieva son un escándalo”, aseguró, agregando que el FMI ahora “pretende también elegir quién debe gobernar”.
El Partido Justicialista publicó un comunicado en el mismo tono, acusando a la directora del organismo internacional de intervenir en la política interna argentina. Desde ese espacio también denunciaron una supuesta “tercerización de la política económica” por parte del presidente Milei y lo acusaron de “renunciar a la soberanía”.
Las redes sociales fueron otro campo de batalla: los militantes kirchneristas impulsaron hashtags como #Colonia y #FMI para intentar instalar la idea de un país sometido al organismo internacional. Pero fuera de esa burbuja ideológica, las palabras de Georgieva fueron interpretadas como una validación del rumbo económico argentino.
El FMI ratifica su respaldo al Gobierno
Desde el entorno de Georgieva insistieron en que su intención fue meramente técnica y centrada en la continuidad del plan de estabilización. Su mensaje apuntó a evitar que el año electoral debilite las reformas que, hasta el momento, permitieron recuperar superávit fiscal y acumular reservas. En ningún momento, aseguran, hubo una sugerencia política o electoral.
Mientras tanto, desde el Gobierno evitaron la confrontación. Luis Caputo y Santiago Bausili mantuvieron esta semana una reunión con Georgieva en Washington, donde revisaron el cumplimiento del programa con el FMI y dialogaron sobre los próximos desembolsos. En esa línea, desde la Casa Rosada destacaron el respaldo constante del organismo a las medidas adoptadas.
El Gobierno de Milei ha hecho del equilibrio fiscal una bandera. Ese compromiso se valoró por los organismos internacionales, a diferencia de las experiencias anteriores con el kirchnerismo, que llevó al país a niveles récord de déficit, emisión y endeudamiento con baja capacidad de pago. Georgieva reconoció que esta vez la situación es distinta.
El kirchnerismo busca victimizarse en un contexto adverso
Los ataques del kirchnerismo parecen más una estrategia desesperada que una crítica genuina. Con pocos argumentos técnicos y sin propuestas claras frente al plan de ajuste en curso, buscan refugiarse en el viejo relato anti-FMI, aun cuando fue el propio gobierno de Alberto Fernández el que renegoció con el organismo sin resolver los desequilibrios estructurales.
En su afán de mostrarse como víctimas de un poder extranjero, terminan exponiendo su incomodidad frente a un contexto donde el FMI ya no es una amenaza, sino un aliado de la estabilización. A diferencia de lo que sucedía en sus gestiones, hoy no hay ocultamiento ni manipulación: las metas fiscales se cumplen, y las cifras comienzan a acompañar.
La aclaración de Georgieva busca cerrar un capítulo innecesario en medio de un proceso de normalización que requiere seriedad y diálogo con el mundo. Mientras la Argentina avanza hacia un modelo más previsible, los referentes del viejo orden se resisten a aceptar el cambio. Pero las elecciones, como dijo Georgieva, son de los argentinos.