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SOCIEDAD

Los vinos europeos están en alerta por la presencia del «químico eterno»

Partiendo desde Austria hasta llegar a España, ni uno de los vinos analizados resultó exonerado, lo cual da cuenta del alcance de las sustancias químicas ultrapersistentes insertas en la cadena alimentaria europea.

Vinos europeos

Los vinos europeos han encendido las alarmas luego de que incluso la mejor de las botellas de vino tinto o blanco pudiera contener ingredientes indeseados. Específicamente, hablamos de sustancias químicas tóxicas que no pueden descomponerse de manera natural.

Una reciente investigación consiguió dar con una contaminación generalizada en vinos europeos con ácido trifluoroacético (TFA), un subproducto persistente de las PFAS, es decir, el grupo de sustancias químicas industriales conocidas como «sustancias químicas permanentes» o, de manera más acotada, «el químico eterno«. El aspecto más intimidante es que ninguno de los vinos producidos en los últimos años en diez países de la Unión Europea resultó limpio. En algunas botellas, incluso, se llegaron a encontrar niveles cien veces superiores a los que se suelen medir en el agua potable.

El estudio, publicado el pasado miércoles 23 de abril por Pesticide Action Network (PAN) de Europa, incorpora una nueva urgencia a los pedidos de una rápida eliminación de los pesticidas que contienen PFAS, una familia de productos químicos sintéticos diseñados para soportar el calor, el agua y el aceite, y para resistir la descomposición en el medio ambiente.

El rol de los pesticidas

La producción de vino es una de las industrias que más pesticidas emplea en la agricultura europea, especialmente fungicidas, lo que convierte a los viñedos en un foco probable de acumulación de sustancias químicas. Las uvas son especialmente vulnerables a las enfermedades fúngicas, lo que requiere pulverizaciones frecuentes durante la temporada de crecimiento, inclusive con algunos productos que contienen compuestos PFAS.

Los investigadores descubrieron que, si bien el TFA era indetectable en los vinos cosechados antes de 1988, los niveles de contaminación han aumentado de manera constante y considerable desde entonces, llegando a alcanzar hasta 320 microgramos por litro en botellas de las tres últimas cosechas, un nivel más de tres mil veces superior al límite legal de la Unión Europea para residuos de pesticidas en aguas subterráneas.

Los autores del estudio vinculan este aumento al creciente uso de pesticidas basados ??en PFAS y los nuevos refrigerantes fluorados a lo largo de la última década. Helmut Burtscher-Schaden, de la ONG Austríaca Global 2000, quien estuvo al frente de la investigación declaró que «Esta es una alerta que no debe desestimarse. La acumulación masiva de TFA en las plantas significa que probablemente estemos ingiriendo mucho más de este químico eterno a través de nuestros alimentos de lo que se suponía con anterioridad”.

El mensaje en la botella

El informe, titulado «Mensaje de la Botella», analizó un total de 49 vinos, incluyendo productos convencionales y orgánicos. Si bien los vinos orgánicos tendían a presentar concentraciones mucho más bajas de AGT, ninguno estaba libre de contaminación. Los vinos de Austria dieron cuenta de niveles particularmente altos, aunque los investigadores enfatizaron que el problema se extiende a todo el continente.

Michael Müller, profesor de química farmacéutica y medicinal en la Universidad de Friburgo, advirtió que este no es un problema que atañe solamente a los vinos europeos, sino que se trata de un fenómeno global. Fue él quien realizó un estudio independiente que confirmó resultados similares. «Ya no quedan vinos sin contaminar. Ni siquiera la agricultura orgánica puede proteger completamente contra esta contaminación, ya que los AGT son ahora omnipresentes en el medio ambiente».

Los hallazgos resaltan el creciente escrutinio sobre los PFAS, una amplia clase de compuestos fluorados utilizados en productos que van desde utensilios de cocina antiadherentes hasta espumas contra incendios y pesticidas agrícolas. Estas sustancias son apreciadas sobre todo por su durabilidad, pero se ha demostrado que se acumulan en el medio ambiente y en los organismos vivos, y, aún más, tienen incidencia en padecimientos tales como cáncer, daño hepático y daño reproductivo.

El momento de la publicación de este informe añade presión política extra a pocas semanas de que los Estados miembros de la Unión Europea voten sobre la prohibición del flutolanil, un pesticida PFAS identificado como un importante emisor de AGT. Los activistas argumentan que la Unión Europea debe ir más allá e impulsar una prohibición a nivel de grupo de todos los pesticidas PFAS.