Un relevamiento reciente reflejó un dato preocupante para el gobierno de Javier Milei: el 64% de los argentinos no cree en las cifras oficiales que marcan una fuerte baja de la pobreza e inflación en los últimos meses. La desconfianza en los datos del Indec pone en cuestión uno de los principales logros que intentó mostrar la gestión libertaria.
El estudio de la consultora Analogías señala que 6 de cada 10 argentinos consideran que los datos difundidos por el Indec «no se corresponden con la realidad». La incredulidad alcanza su punto más alto en torno a la baja de la pobreza, que según el Gobierno habría caído 15 puntos. Sin embargo, la mayoría de la población sostiene que no percibe una mejora en su vida cotidiana.
Este nivel de descreimiento debería encender las alarmas en el oficialismo, que enfrenta el desafío de construir estadísticas más creíbles y transparentes. Sin confianza en los números, cualquier anuncio económico pierde fuerza y legitimidad frente a una sociedad que enfrenta altos niveles de inflación y pobreza.
Se suma la desconfianza: 5 de cada 10 argentinos no creen en la inflación
La encuesta también muestra que el temor al desempleo alcanza al 85% de los consultados y que el 53% considera que la inflación «no está bajando», a pesar del discurso oficial. Además, el 51% de los encuestados cree que el ajuste no servirá para resolver los problemas estructurales de la economía.
En paralelo, la imagen de Milei continúa deteriorándose. El estudio revela que la desaprobación de su gestión subió al 46%, ocho puntos por encima de quienes todavía lo apoyan. La imagen negativa del presidente trepó al 51%, mientras que su diferencial de imagen pasó de positivo en febrero a negativo en marzo.
El desgaste del Gobierno también se vio profundizado por hechos recientes como la represión a los jubilados que reclamaban un aumento de emergencia y el escándalo por la estafa cripto en la que se vio involucrado el propio Milei. El 64% de los encuestados rechazó el accionar represivo y el 85% respaldó el pedido de un aumento para los jubilados.
En este contexto de creciente malestar social y desconfianza en los datos oficiales, el Gobierno enfrenta una caída en su intención de voto, que pasó del 32% al 30,8%. El riesgo para Milei no solo es económico, sino también político: sin datos creíbles y sin mejoras tangibles, el respaldo social que lo llevó al poder podría desmoronarse más rápido de lo esperado.