La implementación del nuevo régimen de flotación cambiaria volvió a poner presión sobre los precios y modificó las proyecciones de inflación para los próximos meses. Sin embargo, los analistas coinciden en que el impacto dependerá de la estabilidad del mercado y del éxito de las medidas adoptadas por el Gobierno nacional.
Desde el lunes, el tipo de cambio oficial comenzó a operar dentro de una banda entre $1.000 y $1.400, y la primera jornada marcó un incremento del 12% respecto del cierre anterior. En ese contexto, los precios minoristas ya comenzaron a ajustarse: supermercados y almacenes recibieron listas con aumentos de hasta el 9%, en tanto que sectores como el automotriz o los corralones trasladaron parte de esa suba a sus productos.
Impacto en precios y revisión de expectativas
Consultoras como 1816 y Romano Group coincidieron en que la devaluación tendrá un efecto directo sobre los bienes transables, es decir, aquellos cuyo valor está atado al dólar. A esto se suma el comportamiento precautorio de los empresarios ante la incertidumbre: muchas firmas están recalculando sus precios en función del dólar tope de la banda.
La suba de precios ya se reflejó en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo, que trepó al 3,7%, por encima de las estimaciones previas. Para abril, Romano Group anticipa una inflación de entre 5% y 5,5%, mientras que otras consultoras no descartan que el dato supere ese rango si persiste la volatilidad.
El rol de la banda cambiaria y la oferta de divisas
El esquema de flotación controlada, respaldado por un refuerzo de USD 20.000 millones entre desembolsos del FMI, organismos multilaterales y un préstamo REPO con bancos privados, busca estabilizar el mercado y evitar un salto brusco del dólar. Para el Gobierno, esta es una de las llaves para sostener la baja inflacionaria y consolidar la recuperación.
“El pass-through (traslado del tipo de cambio a precios) no debería ser tan alto como en otros ciclos”, apuntó JP Morgan en su último informe, al tiempo que resaltó que una mayor oferta de dólares vinculada a la liquidación del agro podría reducir la brecha cambiaria y descomprimir tensiones.
Analistas destacan que el escenario aún es controlable
Claudio Caprarulo, director de Analytica, explicó que si bien se espera una aceleración inflacionaria en el corto plazo, el comportamiento del dólar dentro de la banda será determinante para saber si ese efecto es transitorio. Además, advirtió que la incertidumbre internacional, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, podría tener un efecto adicional sobre los precios internos.
El Fondo Monetario Internacional también ajustó sus proyecciones y elevó el rango estimado de inflación para 2025: del 18% original pasó a un abanico de entre 18% y 23%. A pesar de la revisión, el organismo confía en que la tendencia bajista se consolidará si el Gobierno mantiene la disciplina fiscal y el saneamiento del Banco Central.
¿Una amenaza para el consumo o una transición necesaria?
A medida que las políticas económicas se consolidan, los analistas advierten que esta fase puede ser políticamente costosa por el impacto en el bolsillo de los argentinos, pero necesaria para sentar las bases de una economía más estable. “Si se sostiene el superávit fiscal, se evita la emisión y se mantiene el esquema de bandas, la inflación va a bajar de forma estructural”, señalan desde Romano Group.
Para el Gobierno, el objetivo es claro: superar esta etapa de reacomodamiento de precios sin perder el control del proceso. El presidente Javier Milei ya dejó en claro que no dará marcha atrás con el rumbo elegido. Y desde el Palacio de Hacienda aseguran que, si se logra estabilizar la macro, los próximos meses podrían mostrar señales de recuperación sostenida.