En tanto que uno de los mejores vinos de Pomerol, y muy codiciado por los coleccionistas, La Conseillante se mantiene como un vino de alto rendimiento en un contexto de muchas fluctuaciones propio de la zona de Burdeos. Durante una buena añada, hay poco que añadir: es magnífico y sublime. Pero durante una añada promedio, su consistencia es simplemente despampanante: densa, suculenta y seductora.
La Conseillante, como finca, presume de algunas de las características más excepcionales de Burdeos. En primer lugar, su ubicación es única en el paisaje de la denominación de origen Pomerol, donde disfruta de una original mezcla de suelos y subsuelos. En segundo lugar, los vinos de La Conseillante, gracias a su fidedigna expresión del lugar donde se cultivan y al meticuloso cuidado con el que se elaboran, son fácilmente reconocibles por todos los amantes del vino. Añada tras añada, los vinos de La Conseillante asumen una de las primeras posiciones en el ranking de los vinos más buscados y apreciados por su extrema finura, su textura suave y su característico e intenso bouquet con notas de violetas y trufas.
La Conseillante constituye un vino especialmente aromático y de notoria finura. Notas florales de peonía, aromas de frutos rojos y especias se mezclan con violetas, el cual supone el distintivo floral inimitable de este vino. Por su parte, en boca ofrece una textura cremosa y sedosa, junto con una maravillosa frescura y taninos suaves. Siendo poseedor de un gran potencial de envejecimiento, este vino, tras una década, desarrolla aromas de trufa negra, característicos del gran Merlot de la meseta de Pomerol.
Su historia
El nombre «La Conseillante» se remonta a 300 años en el pasado, en tiempos en que la influyente comerciante de Libourne, Catherine Conseillan, se hizo con la finca y le cedió la versión femenina de su apellido: La Conseillante. Con el epíteto de la «Dama de Hierro», diseñó y gestionó un programa de renovación al interior de la finca y, de ese modo. consiguió ampliar la superficie total del viñedo, alcanzando un total de 12 hectáreas. Cinco generaciones después, la distribución del viñedo, con un diseño de parcelas en mosaico, se mantiene inalterada desde aquel entonces.
Un parteaguas fue el año 1871, cuando la familia Nicolas adquirió la finca, ya que supuso un verdadero punto de inflexión en la historia de La Conseillante. Los hermanos Louis Nicolas y Nicolas Nicolas fundaron su propia bodega, Nicolas Frères, y se convirtieron en propietarios de La Conseillante. Tras su fallecimiento, pocos años después, Louis Nicolas, el hijo mayor de Louis, asumió la gestión de la finca.
Las preparaciones para el nuevo siglo
Louis Nicolas hijo dedicó sus esfuerzos exclusivamente a revitalizar La Conseillante, tanto técnica como comercialmente. De ese modo, introdujo diversas innovaciones y desecó las distintas parcelas. Sin embargo, también asumió una serie de severos desafíos, uno de los cuales fue el brote de la terrible epidemia de filoxera. La expansión de su negocio de viticultura lo llevó a mercados nuevos y lejanos, como lo fuera la gran Rusia, donde llegó a poder promocionar sus vinos.
No obstante, fue siempre muy consciente de las dificultades comerciales que transitaba Pomerol, en razón de la escasez de producción. Así pues, abogó por la creación de un sindicato y ya entrado el siglo XX, en 1900, se convirtió en cofundador del Syndicat Viticole de Pomerol (el sindicato de viticultores de Pomerol) y, eventualmente, en su primer presidente.
Fue Louis quien diseñó la etiqueta de La Conseillante, con sus esquinas recortadas, marco plateado y la inicial «N» de «Nicolas» en el centro. Asimismo, dotó a la botella de su cápsula violeta. Estos elementos conservan hoy una elegante modernidad.
El siglo XXI
Desde el año 2003, Bertrand y Jean-Valmy Nicolas, representantes de la quinta generación de la familia, han escrito un nuevo capítulo en la historia de la finca. Fieles a la identidad y filosofía de La Conseillante, han seguido la misma política de excelencia de sus antepasados. Sensibles y respetuosos con el medio ambiente, hoy gestionan la finca de forma cada vez más ecorresponsable y sostenible. Su respeto por el terroir, el detalle y la precisión los llevaron en 2012 a construir una sala de cubas que permitió la vinificación parcela por parcela. Cada integrante de la familia Nicolas está impulsado por la misma pasión e inspirado por una herencia transmitida de generación en generación.
