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Claver Carone deja el equipo de Donald Trump y en Casa Rosada celebran en silencio: “Fue un desastre”

El expresidente del BID abandonará su cargo en el Departamento de Estado tras múltiples conflictos con los gobiernos de Macri, Fernández y Milei.

Claver Carone

Uno de los funcionarios más duros del Departamento de Estado de Estados Unidos en relación con América Latina, Mauricio Claver Carone, dejará su cargo en los próximos días. Su salida fue interpretada como un alivio por parte del Gobierno argentino, donde su figura era vista como un obstáculo para consolidar una relación fluida con la administración de Donald Trump.

Claver Carone confirmó que volverá al sector privado, puntualmente a la firma Lara Fund, un fondo de inversión con sede en Miami. Su paso por la política estadounidense se caracterizó por posiciones duras, choques con dirigentes latinoamericanos y un estilo que terminó por incomodar incluso a sus propios aliados dentro de la Casa Blanca.

Choques con todos: de Macri a Milei

Durante el gobierno de Mauricio Macri, Claver fue clave en el otorgamiento del préstamo récord del FMI por USD 57.000 millones. Pero años después, su frustración por cómo se manejaron esos fondos lo llevó a señalar públicamente a Luis Caputo, hoy ministro de Economía de Javier Milei.

El conflicto con Alberto Fernández fue aún más directo: en su visita a la asunción presidencial de 2019, Claver abandonó la ceremonia al ver que el kirchnerismo había invitado a Jorge Rodríguez, funcionario sancionado del régimen de Nicolás Maduro. Desde entonces, sus relaciones con la Argentina fueron de mal en peor.

Incluso con Milei, Claver Carone mantuvo una postura crítica, especialmente por el vínculo económico con China. Llegó a pedir el fin del swap entre los bancos centrales, algo que el Gobierno desoyó y extendió semanas después. Su figura no era bien recibida por el entorno libertario, aunque nunca hubo confrontación directa.

La interna en Washington lo empujó a irse

En su nuevo paso por el gobierno de Trump, Claver quedó relegado frente al ascenso del senador Marco Rubio, hoy secretario de Estado interino y uno de los principales aliados del presidente en política exterior. Rubio, también cubano-americano, tiene una relación directa con el Gobierno argentino y ha manifestado una posición constructiva, opuesta a la de su ahora excompañero.

A diferencia de Claver, que buscó tensar la relación por el vínculo con China y presionó con declaraciones altisonantes, Rubio se mostró dispuesto a acompañar el proceso de recuperación económica encabezado por Milei. La visita del secretario del Tesoro, Scott Bessent, a Buenos Aires fue una señal en esa dirección.

La salida de Claver Carone se produce porque, según la ley estadounidense, un “empleado especial” no puede permanecer en el cargo más de 130 días sin confirmación del Senado. Al vencer ese plazo, deberá abandonar su puesto.

El recuerdo del BID y la pelea con Francos

El antecedente más áspero con el actual Gobierno fue su gestión como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo. Allí, el entonces representante argentino ante el BID, Guillermo Francos, lo enfrentó abiertamente por su manejo autoritario y su relación con su jefa de Gabinete, Jessica Bedoya.

El escándalo terminó con Claver removido del cargo, acusado de favorecer a su pareja con ascensos irregulares y de violar el código ético del organismo. En 2022, Francos fue contundente: «Fue un desastre por haber mentido, por manejarse como un matón y por tener una conducta impropia en un organismo multilateral».

Claver no se quedó callado y respondió con dureza: tildó a Francos de “hipócrita” y “más kirchnerista que Cristina”, lo acusó de haber impulsado su destitución y cargó contra el Gobierno argentino incluso antes de la llegada de Milei. Su retorno a un cargo bajo la órbita de Trump se vio con recelo en Buenos Aires, aunque su poder estuvo limitado desde el inicio.

Alivio diplomático y un cambio de etapa

En el oficialismo no hay una expresión pública sobre su salida, pero cerca del jefe de Gabinete admiten que representa un obstáculo menos en la relación con Estados Unidos. Su postura hostil hacia Argentina, su historial de conflictos con distintos gobiernos y su estilo personalista terminaron por cerrarle el paso en Washington.

El tablero ahora queda en manos de Marco Rubio y otros funcionarios con diálogo directo con la Casa Rosada. La expectativa es que, sin Claver Carone, se reduzca la tensión con el Departamento de Estado y se fortalezca el vínculo con la Casa Blanca, en especial ante las negociaciones con el FMI y las gestiones por inversiones extranjeras.