Muhammad Ali, una leyenda inmortal del boxeo y considerado por muchos como el más grande de todos los tiempos, sorprendió al mundo al declarar que no se consideraba el mejor. A pesar de haber logrado 56 victorias, 39 por nocaut, y solo cinco derrotas en 61 peleas, el medallista olímpico en Roma 1960 siempre tuvo en claro quién fue su verdadero ídolo arriba del ring.
Ali no dudó nunca en rendirse ante la figura de Sugar Ray Robinson, un ícono del boxeo de mediados del siglo XX. El nacido en Georgia fue para él un ejemplo a seguir desde sus comienzos. Con admiración profunda, el propio Ali llegó a declarar: “Idolatraba a Sugar Ray Robinson; era el boxeador perfecto. Quería ser como él”.
“Si alguien es mejor que yo, ese es Sugar Ray Robinson”
En varias entrevistas, Ali dejó en claro que, si bien se reconocía como el mejor en la categoría de los pesos pesados, su elección como el mejor libra por libra no tenía discusión: “Sugar Ray Robinson sigue siendo mi ídolo. Si alguien es mejor que yo, ese es él”, afirmó en una frase que aún resuena entre fanáticos y especialistas del deporte.
Además de su contundente récord, Robinson era admirado por su estilo elegante, su velocidad y una técnica que Ali definió como “poesía en movimiento”. Su influencia fue tan profunda que moldeó parte de la identidad boxística del propio Muhammad, quien lo colocó por encima de su propia figura.
Un récord imposible de ignorar
Sugar Ray Robinson debutó como profesional en 1940 con un nocaut ante Joe Echevarria, y en ese mismo año ganó otras cinco peleas, cuatro de ellas también por KO. Su inicio fue arrollador: 40 victorias seguidas antes de conocer la derrota por primera vez, a manos de Jake LaMotta, su eterno rival.
Peleó seis veces contra LaMotta, venciendo en cinco de ellas. Una de esas victorias fue en el célebre combate conocido como “La masacre del día de San Valentín”, donde le arrebató el título mundial de peso mediano en una actuación dominante. Previamente, en 1946, había logrado su primer título como campeón wélter tras derrotar a Tommy Bell en 15 asaltos.
Un legado incuestionable
Ante la FIB, La carrera de Robinson se extendió por 25 años, acumulando un impresionante registro de 200 peleas, con 173 triunfos, 108 por KO, 19 derrotas, 6 empates y 2 sin decisión. Además, cosechó cerca de 4 millones de dólares en premios, una cifra notable para su época.
En 1950, decidió subir de categoría y comenzar a competir en peso mediano, donde también dejó huella al conquistar el título estatal de Pensilvania. Su versatilidad y capacidad para adaptarse a distintas divisiones lo transformaron en un referente absoluto del boxeo moderno.
El ídolo del ídolo
Pocas veces una figura tan influyente como Ali reconoce abiertamente que alguien más lo inspiró. Sin embargo, su respeto por Sugar Ray Robinson fue total. Su legado no solo está escrito en estadísticas y títulos, sino también en las palabras de quien fue, quizás, su mayor admirador: “Quería ser como él”. Y si eso lo decía Muhammad Ali, entonces el mundo no tiene dudas: Robinson fue un auténtico maestro del ring.