El Ministerio de Economía que conduce Luis Caputo estableció una nueva referencia para la evolución de los salarios: los aumentos pactados no deben superar el 1% mensual. Así lo comunicaron desde la cartera económica, que ya había expresado su desacuerdo con las paritarias que superan la pauta oficial, en línea con la meta de consolidar la desinflación sin perder competitividad ni empleo.
Uno de los convenios en revisión es el recientemente acordado por la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS), liderada por Armando Cavalieri, que contempla un 5,4% de aumento en tres tramos entre abril y junio. Si bien aún no fue homologado, el caso encendió señales de advertencia dentro del Gobierno por su impacto potencial como referencia para otros sectores.
Cavalieri, un sindicalista tradicional en la mira
El dirigente mercantil, con más de cuatro décadas de trayectoria dialoguista, justificó el acuerdo asegurando que responde a un monitoreo constante de la inflación y que busca sostener el poder adquisitivo. No obstante, desde el Ejecutivo advirtieron que, con una inflación proyectada a la baja, los incrementos salariales deben mantenerse por debajo del índice general de precios para sostener el proceso de desaceleración.
Caputo considera que “para consolidar la estabilidad, los precios y salarios deben ubicarse por debajo del IPC”. Por eso, en línea con el nuevo enfoque del Gobierno, la Secretaría de Trabajo revisará cada acuerdo en función de su consistencia con la política económica general.
Otros acuerdos por fuera de la pauta
Además del caso Comercio, hay otras paritarias que superaron la pauta del 1% mensual. Según un relevamiento del investigador Luis Campos, SMATA firmó un incremento del 8,3% para el segundo trimestre y Sanidad acordó un 8,6% con las cámaras del sector farmacéutico. No obstante, varios de estos acuerdos se adaptaron posteriormente a los criterios del Ministerio.
El caso de Sanidad es ilustrativo: su paritaria de octubre a diciembre, que incluía un aumento del 11,4%, no fue homologada. Luego, al firmar por el período febrero-abril, lo hizo con aumentos compatibles con el esquema oficial, evitando aumentos en enero para compensar el total. Lo mismo ocurrió con el sindicato gastronómico UTHGRA, que renegoció un alza del 16% pactado por cuatro meses, a una suba más gradual del 7,6% en seis meses.
Un cambio cultural en las paritarias
El nuevo enfoque oficial propone desvincular las paritarias del índice inflacionario, poniendo el foco en el salario básico como referencia, y permitiendo que los aumentos adicionales se otorguen en función del mérito y la productividad. «La paritaria tiene que ir por debajo de la banda y el salario más alto debe ser para los que rinden más», explicó un funcionario cercano al Ejecutivo.
La propuesta busca una transformación profunda del modelo gremial tradicional, con esquemas que reconozcan al trabajador eficiente sin comprometer la estabilidad macroeconómica. Para el Gobierno, el equilibrio fiscal no se negocia, así como evitar una nueva espiral de aumentos salariales por inflación pasada.
Contexto político y sindical
En la CGT advierten que esta postura oficial puede generar tensiones crecientes. Algunos sindicatos ya anticiparon la posibilidad de solicitar reabrir paritarias tras conocerse el 3,7% de inflación de marzo. Pero el Gobierno respondió con firmeza: no se homologarán acuerdos que excedan el 1% mensual.
El Ejecutivo destaca que, pese a las presiones, la mayoría de las negociaciones salariales firmadas entre enero y marzo estuvieron alineadas con la pauta oficial. Según la Secretaría de Trabajo, solo dos de los 23 principales acuerdos superaron el índice de inflación del trimestre, lo que demuestra una tendencia de contención y responsabilidad en la negociación colectiva.