Con 133 cardenales electores de 70 países, este miércoles se puso en marcha el Cónclave en el Vaticano que decidirá quién será el nuevo Papa luego del fallecimiento de Francisco. La votación se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, en un proceso que conjuga tradición, secretismo y una creciente apertura hacia las periferias del mundo católico, uno de los principales legados del pontífice argentino.
De acuerdo a datos de la agenica NA, la jornada comenzó temprano con la misa Pro eligendo Pontifice, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re. A las 16.20 (hora local), los purpurados ingresaron en procesión a la Capilla Sixtina para jurar el tradicional «extra omnes», que marca el inicio del encierro que solo termina con la elección del nuevo sumo pontífice. Se requieren al menos 89 votos para alcanzar el quórum de dos tercios.
Cada cardenal escribe de puño y letra un solo nombre en una papeleta blanca, bajo la fórmula «eligo in Summum Pontificem». Antes de depositar el voto, debe jurar: «Invoco a Cristo el Señor, que me ha de juzgar, por testigo de que mi voto se da al que, según Dios, creo que debe ser elegido». Las papeletas se cuentan y queman: si el humo es negro, no hay decisión. Si es blanco, habrá «Habemus Papam».
A partir de este jueves, están previstas cuatro votaciones por día: dos por la mañana y dos por la tarde. Si algún candidato alcanza los 89 votos necesarios, será anunciado en la tradicional logia de la Basílica de San Pedro. Por el momento, se desconoce si el nuevo pontífice surgirá de Europa, de América Latina o de otras regiones, pero el cónclave ya se perfila como uno de los más abiertos e imprevisibles de la historia reciente.
Cada vez hay más cardenales que no son italianos en el Cónclave del Vaticano
Europa sigue siendo el continente con mayor peso, con 52 cardenales, pero América aporta 37 (17 de ellos de América del Sur), Asia 23, África 17 y Oceanía 4. El país con más electores es Italia, con 17. Por primera vez en la historia, participan cardenales votantes de Haití, Cabo Verde, Malasia, Paraguay y Sudán del Sur, lo que refuerza la idea de una Iglesia cada vez más global y menos centrada en Roma.
El cardenal Pietro Parolin, actual secretario de Estado vaticano, preside el cónclave tras la salida de Battista Re del grupo de electores por superar los 80 años. La elección se produce en un contexto de tensiones internas y divisiones doctrinarias, pero también con la expectativa de que el sucesor de Francisco profundice reformas o corrija rumbos dentro de la Iglesia.
Mientras el mundo mira hacia el Vaticano a la espera de la fumata blanca, el desafío es mayúsculo: renovar el liderazgo de una institución milenaria que busca no perder relevancia en un siglo de transformaciones sociales, culturales y espirituales ¿Será el próximo Papa un continuador del estilo pastoral y aperturista de Francisco o marcará un giro más conservador? La respuesta está, por ahora, bajo llave.