Un momento muy fuerte se vivió en Mujeres Argentinas, el programa que lleva adelante Belén Ludueña a través de la pantalla de Canal Trece. Fue allí donde se habló de la medida de fuerza que están llevando adelante los profesionales del hospital Garrahan. Pero en el medio de un testimonio, un residente rompió en llanto.
«Una de las médicas del Garrahan decían que están acostumbrados a trabajar bajo presión, pero la situación es insostenible. A pesar de que el gobierno nacional dictó la conciliación obligatoria, los trabajadores en el hospital Garrahan deciden un paro», comenzó adelantando la conductora.
Luego, se escuchó la palabra de este médico que no puede creer lo que se está viviendo. «Yo soy residente de segundo año y profesor de la Universidad de Buenos Aires en la primera cátedra de Anatomía. No sé qué les puedo decir a las personas que están en primer año de la facultad y me dicen que quieren ser pediatra como yo», lanzó.
«¿Les tengo que decir la verdad? ¿Que no vas a poder cubrir la canasta básica o a pagar un alquiler con el sueldo que te pagan? No sé qué decir. Estoy angustiado… discúlpenme si me quiebro», sostuvo entre lágrimas, en medio de un momento realmente muy doloroso en el ciclo de Belén Ludueña.
«Pero es indignante. No solamente es la realidad, sino que se está destruyendo algo que afecta a toda la población, no sólo a los médicos, a toda la sociedad. Es un hospital de renombre en América Latina. Parece que estamos viviendo en el mundo de revés. Antes ser pediatra de esta institución era sinónimo de orgullo. El orgullo hoy lo tengo, pero no tengo un sustento económico que lo pueda respaldar. No sé cómo seguir adelante», afirmó.
Además, se escuchó el relato de la madre de una paciente del hospital. «Yo tengo una nena de 9 años que le diagnosticaron lupus. Acá le salvaron la vida. Yo vine a apoyarlos, uno tiene que ser agradecido en la vida. Una caja de medicación de mi hija vale el sueldo de un residente. Ella toma la medicación que le dan en el hospital. Además de ser médico son un gran apoyo. Ellos le levantan el ánimo cada vez que tiene una recaída. Es una vergüenza lo que les pagan, yo veo lo que trabajan», sentenció.
