Connect with us

Hola, qué estás buscando?

POLÍTICA

En medio de la tensión con la CGT, el Gobierno nacional buscará abrir un canal de diálogo en la OIT

Mientras algunos gremios resisten el tope salarial del 1%, el secretario de Trabajo viajará a Ginebra para reunirse con referentes de la UIA y la central obrera.

Gobierno

El conflicto entre el Gobierno y la CGT por los topes salariales sigue latente, aunque aún no estalló. En el medio, se abre una ventana de oportunidad: la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se realizará en junio en Suiza, será el escenario elegido por la Secretaría de Trabajo para mostrar una señal de diálogo. Allí, Julio Cordero buscará sentarse con Martín Rappallini, de la UIA, y Gerardo Martínez, uno de los dirigentes de la CGT con mejor llegada al mundo empresario y organismos multilaterales.

La intención oficial es mostrar que, pese a las tensiones internas, existe voluntad de avanzar en una agenda común sobre modernización laboral, incluso en un contexto en el que buena parte del sindicalismo desconfía de los planes del presidente Javier Milei. Pero el Ejecutivo sabe que, sin una construcción mínima de acuerdos, los cambios profundos que busca en el mercado de trabajo no tendrán viabilidad.

Comercio, el caso testigo

El punto de máxima tensión hoy está en la paritaria del Sindicato de Comercio. El gremio que lidera Armando Cavalieri firmó un acuerdo con aumentos trimestrales que superan el tope del 1% mensual establecido por Economía, y desde la Secretaría de Trabajo advirtieron que no lo homologarán. Aun así, los empresarios confirmaron que lo pagarán a cuenta, mientras desde el sindicato aseguran que no retrocederán.

En los despachos oficiales esperan que, con el correr de las semanas, el propio gremio se vea obligado a revisar su postura. La estrategia es dejar que el conflicto se enfríe para luego negociar en otros términos. Desde el entorno de Cavalieri, en cambio, afirman que resistirán la presión del Ejecutivo y que no aceptarán modificar el acuerdo firmado.

La pulseada tiene impacto político: es la primera paritaria que desafía de manera directa el esquema salarial oficial. Y su resolución marcará el tono de los próximos meses en la relación entre el Gobierno y los gremios.

Gremios divididos, internas electorales

La CGT aún no convocó a un nuevo paro general, pero crece la presión interna para que haya una medida de fuerza. Por ahora, el enfoque sigue siendo sectorial: cada gremio reclama por su cuenta y algunos analizan estrategias para mantener la recomposición salarial sin romper abiertamente con el Ejecutivo.

Uno de los caminos que exploran es pactar subas mensuales o bimestrales en lugar de trimestrales, aunque saben que el Gobierno no convalidará esas variantes por temor a que alimenten expectativas inflacionarias. En paralelo, gremios como Alimentación ya convocaron plenarios de delegados y anuncian marchas en rechazo de “las paritarias pisadas”.

En este clima, la política interna de los sindicatos también influye. La elección de FOETRA Buenos Aires mostró cómo los sectores combativos presionan desde abajo. Claudio Marín, cercano al kirchnerismo, se impuso con el 69% de los votos frente a listas del trotskismo. En agosto será el turno de Sanidad, donde Héctor Daer buscará la reelección.

Reforma laboral en pausa, pero no olvidada

El Gobierno no renuncia a la idea de reformar el esquema laboral argentino. El propio ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, propuso esta semana que las paritarias puedan negociarse por región, lo que permitiría ajustar los aumentos según condiciones productivas locales.

«La Argentina tiene un esquema salarial único para todo el país y eso impone rigideces que limitan el crecimiento del empleo», dijo ante empresarios del CICYP. En el oficialismo consideran que algunos de estos cambios pueden impulsarse sin necesidad de modificar leyes, pero admiten que sin el aval de al menos una parte del sindicalismo será difícil avanzar.

En ese contexto, Cordero apuesta a abrir una vía alternativa. La reunión en Ginebra con Rappallini y Martínez intentará establecer un espacio mínimo de diálogo tripartito. Se trata de un camino largo, pero que podría servir para destrabar resistencias e incluso aislar a los sectores más duros de la CGT.

El factor Milei y la estrategia electoral

En la Casa Rosada creen que, si este domingo los libertarios logran un triunfo en la Ciudad de Buenos Aires, Milei saldrá fortalecido y con margen político para avanzar sin concesiones. Un escenario así podría acelerar la embestida contra el sindicalismo tradicional, incluyendo el envío de nuevos proyectos laborales al Congreso.

Pero mientras tanto, la prioridad es mantener la baja de la inflación y evitar un conflicto social que complique la estabilidad. En ese equilibrio se mueve el oficialismo: mantener firmeza ante los gremios sin romper todos los puentes. La OIT podría convertirse en el escenario ideal para exhibir ese juego de pinzas.