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POLÍTICA

Fronteras de utilería: Patricia Bullrich se fotografió con cocaína incautada que no detectó ni combatió

Gracias a la denuncia del capitán del barco, se descubrió un cargamento de casi 500 kilos de cocaína en el puerto de Santa Fe.

Patricia Bullrich

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, volvió a posar para las cámaras en medio de un operativo antidrogas del que sus fuerzas no participaron. Esta vez fue en Santa Fe, donde se encontraron 482 kilos de cocaína a bordo de un buque filipino atracado en el puerto de Vicentin. Lo insólito es que el hallazgo no fue mérito de Prefectura, Gendarmería ni ninguna fuerza bajo su mando, sino del propio capitán del barco, que alertó a su empresa al encontrar la droga en una heladera de carne.

El operativo se inició gracias a la responsabilidad del capitán del barco Ceci, que dio aviso a la empresa armadora, la cual se contactó con un abogado relacionado con la Unidad de Información Financiera (UIF). Recién entonces intervino el fiscal Claudio Kishimoto, quien ordenó las acciones correspondientes. La ministra llegó tarde, sin invitación y sin explicación alguna de cómo ingresaron 482 kilos de cocaína al país por las fronteras argentinas. Lo único que aportó fue su habitual sobreactuación: quiso subirse al barco para sacarse fotos, pero la justicia se lo impidió para no contaminar la escena.

Lo más preocupante del episodio no es solo la ineptitud de las fuerzas federales para prevenir el ingreso de semejante cargamento, sino el grado de vulnerabilidad de las fronteras argentinas, particularmente en el norte ¿Cómo se filtró la droga? ¿Por qué no fue detectada? ¿Dónde están los gendarmes? Buena parte de ellos, en lugar de vigilar los límites del país, están desplegados cada miércoles en el Congreso reprimiendo jubilados.

Mientras la cocaína fluye por las rutas narco que cruzan Bolivia, Paraguay y el litoral argentino, Bullrich monta shows mediáticos. Esta vez la carga estaba lista para ser arrojada al mar con chalecos, redes y balizas: una operación sofisticada que apunta a la participación del Primer Comando Capital (PCC), la temida banda brasileña con presencia en toda la región. Y sin embargo, ni un solo narco fue detenido. Solo los 20 tripulantes filipinos, con excepción del capitán que denunció el hecho.

Las fuerzas de seguridad, Prefectura, Aduana y UIF, actuaron después del aviso y sin haber detectado nada por su cuenta. Es decir: la droga ya había entrado, estaba oculta, lista para seguir su curso. «El problema no es que Bullrich se saque una foto, sino que no pueda explicar cómo cruzó media Argentina medio tonelada de cocaína», se escucha decir en los pasillos judiciales. Su política de seguridad parece más pensada para las redes sociales que para frenar el narcotráfico real.

Fotos y pocas respuestas: el derrotero de Bullrich en Santa Fe

Con las fronteras liberadas y los recursos humanos distraídos en tareas de represión política, el país se convierte en una ruta cómoda para las mafias internacionales. Mientras tanto, Bullrich esquiva las preguntas incómodas y prefiere un paseo en lancha para la cámara. Lo que no puede maquillar es que, otra vez, hay droga pero no hay narcos, hay fotos pero no hay respuestas, hay represión pero no hay seguridad.