Este jueves, el jefe de Gabinete Guillermo Francos recibió en la Casa Rosada a Héctor Daer, uno de los integrantes del triunvirato que conduce la CGT y titular del gremio de Sanidad. Oficialmente, el motivo de la reunión fue un reclamo vinculado a la situación laboral en el Hospital Naval. Sin embargo, el encuentro no pasó inadvertido: llega en medio de la polémica que generó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) del Gobierno que establece nuevas restricciones al derecho a huelga en servicios considerados esenciales.
La reunión se gestó a último momento, tras un pedido directo del propio Daer, y fue confirmada por fuentes de la Casa Rosada. Aunque en principio el sindicalista buscó plantear un conflicto puntual por salarios y condiciones de trabajo en el Hospital Naval, el marco general en el que se dio la conversación fue inevitablemente más amplio.
Primer acercamiento tras semanas de silencio
Se trata del primer encuentro presencial entre un dirigente de peso de la CGT y un miembro del Gabinete desde hace varias semanas. Incluso durante el último paro nacional convocado por la central obrera, Francos se había mantenido al margen de cualquier intento de mediación. Y delegando el tema en el secretario de Trabajo, Julio Cordero.
Esta vez, en cambio, el jefe de Gabinete decidió abrir su despacho a Daer, quien llegó a la Casa de Gobierno minutos después de que concluyeran los anuncios económicos encabezados por el vocero presidencial, Manuel Adorni; el ministro de Economía, Luis Caputo; el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y el jefe de ARCA, Juan Pazo.
Una visita con múltiples lecturas
Aunque oficialmente se insistió en que el encuentro se circunscribió a una cuestión gremial específica vinculada al Hospital Naval, en el Gobierno no descartaron que el tema del DNU que regula las huelgas haya sido mencionado. “Podría haberse hablado como no”, deslizaron desde Balcarce 50, en un intento por restarle peso político al encuentro.
Lo cierto es que el Gobierno busca marcar una nueva etapa de diálogo institucional, tras las fricciones iniciales con el sindicalismo. En ese marco, la visita de Daer —quien ya anticipó que dejará su lugar en la CGT a fin de año— puede interpretarse también como un movimiento de reposicionamiento. Específicamente, de sectores gremiales que buscan preservar su protagonismo ante el avance de reformas laborales que aún no fueron descartadas por el oficialismo.
Críticas al DNU y estrategia oficial
El DNU que limita las huelgas en sectores considerados esenciales encendió las alarmas en las cúpulas sindicales. Sin embargo, desde el Gobierno aseguran que la medida apunta a garantizar la prestación de servicios básicos y no a suprimir derechos. En ese sentido, Francos ya había señalado que el Ejecutivo no retrocederá en su objetivo de ordenar el sistema laboral.
Pese al revuelo inicial, el oficialismo considera que la reacción de la CGT fue más simbólica que real. Incluso remarcan que varios gremios optaron por mantener los canales de diálogo, sin participar de nuevas medidas de fuerza desde el paro anterior.
La reunión, aunque informal y discreta, confirma esa lectura. Algunos sectores sindicales comienzan a entender que la etapa de confrontación frontal está agotada. En consecuencia, el margen para incidir será dentro del esquema de interlocución institucional que propone el Gobierno.