El presidente de la Argentina, Javier Milei, volvió a generar polémica al publicar en su cuenta de X una imagen manipulada en la que aparece un león —símbolo con el que se identifica— caracterizado como el nuevo Papa León XIV. La imagen fue acompañada por un mensaje críptico que decía: «Las fuerzas del cielo han dado su veredicto de modo claro. No más palabras Sr. Juez. Fin». El tuit superó el millón de visualizaciones en pocas horas, pero también cosechó críticas por el oportunismo político y la confusión simbólica.
La publicación del líder de La Libertad Avanza se dio pocas horas después del primer discurso del flamante pontífice, León XIV, un religioso agustino de origen latinoamericano que emocionó al mundo con un mensaje de paz, humildad y unidad. Sin embargo, lejos de acompañar el clima de recogimiento espiritual que generó la elección papal, el presidente argentino optó por una puesta en escena egocéntrica, usando la coincidencia del nombre papal («León») como excusa para posicionarse en el centro de una escena que no le pertenece.
La imagen, en la que se ve un león antropomórfico vestido de sumo pontífice, fue interpretada por muchos usuarios como una burla al carácter sagrado de la ceremonia y como un intento de capitalizar un acontecimiento ajeno para reforzar su narrativa personalista.
Milei haciendo política hasta con el nuevo Papa
Lejos de mostrar respeto por la investidura del nuevo Papa, Milei pareció usar el acontecimiento como un espejo para hablar de sí mismo. El lema «las fuerzas del cielo» ya ha sido parte de su discurso electoral, y su insistencia en compararse con un león refuerza una visión mesiánica que poco tiene que ver con el tono pastoral y reflexivo del pontífice recién asumido.
El nuevo Papa, León XIV, se dirigió al mundo con un mensaje centrado en la construcción de puentes, el diálogo y el cuidado de los más frágiles. Nada en sus palabras remite a la lógica del enfrentamiento ni a la exaltación individual. Por el contrario, llamó a una Iglesia humilde, sinodal y cercana a los pueblos. La diferencia de tono entre su discurso y el posteo de Milei es, cuanto menos, incómoda.
Con su intento de apropiarse simbólicamente del papado, Milei no solo desvió el foco de un acontecimiento espiritual profundamente emotivo, sino que también dejó en evidencia una vez más su dificultad para distinguir lo institucional de lo personal. La elección de un Papa es un hecho que trasciende las fronteras nacionales y los egos políticos.
