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ECONOMÍA

Javier Milei y Luis Caputo apuestan a ocho herramientas para contener el dólar y evitar sobresaltos antes de octubre

Desde la cosecha de soja hasta bonos en pesos que se pagan con dólares, el Gobierno activa todos los frentes para mantener la calma cambiaria en la previa electoral.

Dólar

El Gobierno definió un nuevo frente de batalla en la carrera electoral: el tipo de cambio. Con la mira puesta en octubre, Javier Milei y su equipo económico desplegaron un plan que combina disciplina fiscal, incentivos financieros y señales al mercado para sostener el valor del peso y evitar un repunte del dólar que complique las expectativas.

La cotización se mantiene por debajo del centro de la banda de flotación establecida —hoy entre $1.000 y $1.400—, sin intervención del Banco Central y con un nivel de reservas que intenta recomponerse. El resultado, hasta ahora, es una estabilidad que sostiene el plan de desinflación. Pero esa calma no es gratis: detrás, hay al menos ocho mecanismos en funcionamiento.

Entre la soja y los bonos: el anclaje multifactorial del Gobierno

  1. Soja y calendario fiscal: el segundo trimestre concentra el grueso de la liquidación de divisas del agro. La inminente suba de retenciones a partir de julio, luego del período de baja transitoria, apura las ventas y acelera el ingreso de dólares.
  2. Bonos en pesos para captar divisas: el BCRA trabaja en una nueva herramienta que permitirá comprar títulos en pesos, pero con acceso en dólares. El objetivo: absorber moneda local y reforzar reservas.
  3. Inversores extranjeros y carry trade: con reglas que aseguran permanencia mínima de seis meses, los capitales que llegan aprovechan la tasa real positiva. Cambian divisas, colocan pesos en instrumentos y vuelven a dólares con rendimiento asegurado.
  4. Blanqueo dirigido: Luis Caputo apunta a los US$ 200.000 millones que están fuera del sistema financiero. El nuevo blanqueo busca canalizar parte de esos fondos a la economía formal, con beneficios para quienes ingresen capital.
  5. Vaca Muerta, segundo motor: la energía ganó protagonismo como fuente de divisas. Las exportaciones desde la cuenca neuquina avanzan y se consolidan como el segundo rubro en generación de dólares, después del agro.
  6. Inversión directa y régimen RIGI: con el fin del cepo para algunas operaciones y el nuevo Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones, el Gobierno espera atraer capitales con libertad cambiaria y seguridad jurídica.
  7. Superávit y absorción de pesos: el Tesoro mantiene su compromiso de no emitir y de sostener el superávit primario. Eso reduce la masa monetaria y, con ella, la presión cambiaria.
  8. Bonos para dividendos y «aspiradora» monetaria: la estrategia incluye títulos en dólares para empresas que quieran girar utilidades, comprables con pesos. El mensaje es claro: no habrá emisión para sostener el tipo de cambio.

Riesgos, expectativas y pulseada política

La calma del dólar se convirtió en parte central de la narrativa oficial. El Gobierno lo sabe: sin sobresaltos en el mercado cambiario, la inflación tiene margen para seguir bajando. Pero algunos economistas advierten que la apreciación real del peso ya es significativa y podría afectar la competitividad, sobre todo en sectores que dependen de la exportación o de la producción local frente a importaciones.

“Si el tipo de cambio se sigue retrasando, el riesgo no es solo para la actividad, sino también para la sostenibilidad del equilibrio”, advirtió Alejandro Cuadrado, estratega de BBVA.

Por ahora, el equipo económico juega a favor de la calma. Como explicó Federico Furiase, director del BCRA, la combinación de disciplina fiscal, controles monetarios y bonos específicos busca reforzar la credibilidad sin forzar el sistema. La estrategia —admiten cerca del Presidente— es ganar tiempo: consolidar estabilidad hasta octubre y después, con más poder político, avanzar en reformas estructurales.

Mientras tanto, el mensaje es uno solo: el dólar quieto es parte del modelo, no un dato del mercado.