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POLÍTICA

La censura de la derecha: el día en que Mauricio Macri prohibió El Eternauta en las escuelas porteñas

«El Eternauta definitivamente no entra a los colegios de la Ciudad», dijo Macri en 2012 cuando era gobernador porteño. La censura provocó lo contrario: se vendió más el libro.

Mauricio Macri

En 2012, durante su mandato como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri generó una fuerte controversia al declarar que la historieta El Eternauta no debía ser parte del material educativo en las escuelas porteñas. La afirmación, realizada en una entrevista radial, fue: «El Eternauta definitivamente no entra a los colegios de la Ciudad», argumentando que su inclusión representaba una forma de adoctrinamiento político.

La reacción de diversos sectores fue inmediata. Legisladores, educadores y organizaciones sociales expresaron su rechazo, considerando la medida como un acto de censura hacia una obra emblemática de la cultura argentina. «El Eternauta», creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, es reconocida por su profundo contenido social y político, y por ser una metáfora de la resistencia colectiva.

La polémica se intensificó cuando se recordó que, años antes, la misma administración había distribuido ejemplares de la historieta en escuelas, considerándola una herramienta educativa valiosa. Esta contradicción llevó a cuestionamientos sobre las verdaderas motivaciones detrás de su exclusión posterior.

Ante las críticas, Macri intentó aclarar sus declaraciones, señalando que su objeción no era hacia «El Eternauta» en sí, sino hacia su uso con fines partidarios, especialmente en referencia al denominado «Nestornauta», una reinterpretación de la obra con la imagen del expresidente Néstor Kirchner. Sin embargo, muchos consideraron insuficiente esta explicación.

La controversia tuvo un efecto inesperado: las ventas de «El Eternauta» aumentaron significativamente. Librerías reportaron un incremento del 23% en la demanda de la historieta, interpretado por algunos como una respuesta del público en defensa de la libertad de expresión y contra la censura.

Organizaciones de docentes y derechos humanos también se manifestaron en contra de la medida. La Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) calificó la exclusión de la historieta como un acto de persecución ideológica y convocó a movilizaciones para exigir su reincorporación en el ámbito educativo.

Los valores del Eternauta chocaban con los que quería imponer Mauricio Macri

La obra, especialmente en su segunda parte, escrita por Oesterheld tras su militancia en la organización Montoneros, se interpreta como una alegoría de la resistencia contra los regímenes autoritarios. La figura de Juan Salvo, un líder que emerge de la gente común para organizar la resistencia, refuerza metafóricamente los ideales de justicia social y lucha popular que suelen ser aclamados por fuerzas políticas de izquierda y centroizquierda.

El modelo de Macri era distinto y empoderaba el valor de la «meritocracia». Esto enfatiza que el éxito individual se basa en el esfuerzo, el talento y la capacidad personal. Promueve la idea de que cada individuo es responsable de su propio destino y que el sistema capitalista termina recompensando el mérito. Por lo tanto, tiende a minimizar el impacto de las desigualdades estructurales y la necesidad de intervención estatal en lo social.