Durante la tarde del miércoles, representantes del ámbito artístico se reunieron en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados para expresar su rechazo a los decretos 345/2025 y 346/2025. Según denunciaron, estas medidas del Ejecutivo afectan la autonomía de los organismos artísticos, al concentrar decisiones en una estructura central. La sesión contó con la participación de referentes de bibliotecas, teatros y asociaciones profesionales.
Entre los organismos mencionados se encuentran el Museo de Bellas Artes, el Fondo Nacional de las Artes, Tecnópolis y el Palacio Libertad (exCCK), además del Instituto Nacional del Teatro (INT) y la CONABIP, dos entidades especialmente señaladas por su vulnerabilidad ante los cambios.
Rechazo a los decretos por atentar contra la autonomía cultural
La titular de la Comisión de Cultura, Silvana Ginocchio, consideró que los decretos impulsados por el Gobierno representan una regresión. “Hay una discrecionalidad clara. Esto no es eficiencia, es centralismo”, apuntó. La diputada explicó que se pierde la estructura federal que garantizaba participación y decisión regional.
Lucía Teresa Villalba, coordinadora de bibliotecas populares de Buenos Aires, advirtió que el nuevo esquema amenaza directamente al funcionamiento del CONABIP. Según remarcó, el organismo no representa un gasto para el Estado, ya que se financia con el impuesto al juego. “No entendemos el avasallamiento a una institución con más de 150 años de historia y resultados”, dijo.
El INT y la CONABIP entre los más afectados por las reformas
Por parte del INT, Ariel Molina recordó que la ley Bases garantiza la autonomía de los organismos artísticos. “Teníamos una representación regional, concursos públicos y recursos mínimos garantizados. Esa estructura fortaleció al teatro independiente durante más de dos décadas”, expresó.
Luis Rivera López, presidente de la Asociación Argentina de Actores, también intervino y señaló que «la verdadera libertad cultural se da cuando el Estado garantiza un espacio plural». Según su visión, las reformas no fomentan la libertad sino que limitan la producción artística en favor de una gestión centralizada.
Hubo también algunas intervenciones contrarias. Dos oradores —el periodista Marcelo Duclos y el cineasta Maximiliano Gerscovich— se manifestaron en defensa de los cambios, aunque sin representar a ninguna institución. El cruce más tenso se produjo entre Gerscovich y la diputada Lorena Pokoik, quien lo acusó de minimizar la situación del sector.
La discusión de los representantes de la Cultura dejó en claro que, para buena parte del sector cultural, los decretos 345 y 346 atentan contra una estructura federal y autónoma, que permitía diseñar políticas acordes a cada región. La preocupación compartida es que las decisiones se concentren en un solo poder, debilitando una red construida con años de esfuerzo colectivo.
