No hay dudas de que María Laura Santillán es una de las figuras más importantes de la televisión argentina, y es que además de tener una extensa trayectoria, destaca por su trabajo periodístico. Tras ser desvinculada de Telenoche, la periodista encontró su camino en la pantalla de La Nación+.
Sus televidentes la siguen por sus filosas opiniones políticas, pero en esta oportunidad María Laura Santillán se volvió viral por un particular episodio que tuvo lugar en su programa. Tiene que ver con Lilita Carrió, que sorprendió a todos con una fuerte declaración de amor. En Intrusos quedaron con la boca abierta por esta escena.
«Se ha enamorado Lilita. Está divina. Fue en La Nación+ con María Laura Santillán, que ya no sabían cómo sacársela de encima. Lilita estaba verborrágica, le echó el ojo a Gustavo Carabajal, de policiales. Está casado», relató Rodrigo Lussich entre risas en Intrusos (América TV) antes de enseñar dicha escena en el segmento Los Escandalones.
«Muy mal llevado Carabajal. La cara de él es alucinante. Un hombre bueno y recio”, disparó Rodrigo Lussich. En la escena se ve cómo María Laura Santillán intenta despedirse de Lilita Carrió: «No tenemos más tiempo, chau». Pero lejos de irse, la política retruca: «Yo me enamoré, el mejor cronista policial es este señor. Es serio, no sonríe, que terrible. Sos recio y erótico».
María Laura Santillán abrió su corazón
A 10 años de su diagnóstico por cáncer de mama, María Laura Santillán contó en una reciente entrevista: “Yo siempre digo que el aro del corpiño me avisó. Parece loco. Me molestaba. Ahí fue que empecé a tocarlo y pronto noté algo durito, pero chico. Me lo miraba, creía que era un granito, alguna cosa interna, hasta que después de unas semanas, llamé a mi médico y le pedí una orden para hacerme una ecografía mamaria».
«Cuando me hacía el estudio, a la ecógrafa le cambió la cara. Me dijo que quería hablar con mi médico. Ahí nomás lo llamó por teléfono. De ese consultorio me fui shockeada rumbo a una farmacia porque me había indicado que me hiciera una punción. Compré todo, volví y le dije que no quería hacérmela, que no iba a esperar un mes el resultado. Mi ginecólogo, Rolando Turrado, el obstetra del parto de mis hijas. ‘A la noche voy a tu casa’, me dijo», siguió.
«Estaba por viajar un mes a México, pero no dudó y pidió un quirófano para operarme. Así que la intervención la hicimos a los dos días sin la punción. Confié a ciegas en él con la teoría de que era algo maligno. La quimio fue fuerte porque, por más que te la hagan espléndidamente bien, es dura. Yo la transité en soledad, por decisión propia», relató.
