Tras días de especulaciones, el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, expuso su evaluación preliminar del estado de las instalaciones nucleares iraníes tras los ataques recientes. Desde París, en diálogo con Radio France Internationale, el funcionario argentino advirtió que el programa nuclear de Irán sufrió “daños físicos muy significativos”, aunque aclaró que el verdadero alcance sólo podrá determinarse con acceso directo a los sitios afectados.
«No puedo afirmar que el programa haya sido destruido por completo, pero sí que los daños son muy serios», sostuvo. Grossi precisó que las instalaciones más afectadas fueron las de Natanz, Isfahán y Fordow, tres centros clave del enriquecimiento de uranio. «La diferencia entre nosotros y otros actores es que conocemos estas instalaciones al dedillo», destacó, remarcando la necesidad urgente de reanudar las inspecciones.
Sin acceso no hay verificación
Para Grossi, la imposibilidad de ingresar a las plantas nucleares iraníes constituye una barrera grave para cualquier diagnóstico técnico riguroso. Aseguró que, hasta el día anterior a los bombardeos, los inspectores de la AIEA seguían trabajando sobre el terreno y mantenían un inventario detallado del uranio enriquecido. «Irán había producido más de 400 kilos. Esa cantidad no es trivial. Es suficiente para varias armas nucleares», explicó.
Sobre el paradero actual del material, el argentino afirmó que «Irán anunció que tomaría medidas de protección, pero no especificó cuáles ni dónde». Grossi alertó que esa falta de transparencia agrava la desconfianza internacional. «Tradicionalmente ese uranio se traslada en camiones. Es posible que lo hayan movido, pero sin inspección, no podemos verificarlo», apuntó.
Críticas a la decisión del Parlamento iraní
Consultado sobre la decisión del Parlamento iraní de suspender la cooperación con la AIEA, Grossi fue tajante: «No es un favor. Es una obligación legal. Irán es signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear y debe permitir inspecciones. Si niega el acceso, se coloca fuera del derecho internacional».
El jefe del organismo advirtió que, de confirmarse esa ruptura, deberá convocar al Consejo de Gobernadores. «No quiero adelantarme, pero esto puede tener consecuencias graves», alertó. En su diagnóstico, la cooperación iraní ya era insuficiente antes del conflicto. «Había rastros de uranio en lugares improbables. Las explicaciones que nos dieron eran inverosímiles», señaló.
Grossi llama a evitar una crisis mayor
El director de la AIEA evitó responder si el conflicto justificaba una ofensiva militar, pero dejó en claro su posición: «Soy un hombre de paz. Estas decisiones son políticas. Mi tarea es evaluar con precisión, no justificar acciones militares».
Desde París, Grossi sostuvo reuniones con líderes europeos que comparten la preocupación por el deterioro del vínculo entre Irán y los organismos internacionales. El presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Johann Wadephul, instaron al régimen iraní a reanudar inmediatamente el diálogo.
«Nuestro trabajo es técnico. Pero si se nos bloquea, todo lo que queda es la especulación. Eso, en un tema como la proliferación nuclear, es sumamente peligroso», remarcó.
“Las centrifugadoras fueron destruidas”
Entre las revelaciones más relevantes, Grossi describió el estado de Fordow, una instalación subterránea estratégica: «Las bombas perforaron las defensas. Las vibraciones destruyeron por completo las centrifugadoras, que son máquinas extremadamente sensibles. Ya no están operativas».
A pesar de la precisión del análisis técnico, insistió en que sin acceso directo la evaluación es incompleta. «Hay túneles colapsados, estructuras dañadas, pero necesitamos ver con nuestros propios ojos. No se trata de opiniones, se trata de hechos comprobables», concluyó.