La estrategia electoral del peronismo en la provincia de Buenos Aires enfrenta un punto muerto. Pese a haber anticipado su candidatura por la tercera sección, Cristina Kirchner podría quedar fuera de competencia si la Corte Suprema confirma la condena en su contra por el caso Vialidad. El fallo, que se espera antes del cierre de listas del 19 de julio, modificaría por completo el panorama y deja al kirchnerismo sin su principal figura.
Ante ese posible escenario, Axel Kicillof intenta capitalizar el desconcierto. El gobernador encabeza conversaciones con intendentes que responden a su liderazgo —más de 40 de los 84 jefes comunales peronistas— para consolidar una propuesta de unidad que no ceda ante las presiones de La Cámpora.
Kicillof, firme ante el debilitamiento de Cristina
El vínculo entre Kicillof y la expresidenta atraviesa una fase tirante. El gobernador se resistió a responder durante días los intentos de contacto de Cristina, a sabiendas de que un gesto de subordinación podía implicar una nueva encerrona. La eventual inhabilitación judicial debilita el poder de fuego de la exmandataria y deja en evidencia que ya no puede imponer condiciones como en otros años.
Desde el Instituto Patria intentan bajar el tono a la tensión, apelando a la situación judicial de la exvice para justificar su voluntad de consenso. Pero en los hechos, La Cámpora corre riesgo de quedar desplazada del armado si no logra reconfigurar sus fichas.
Los intendentes, listos para jugar fuerte
En paralelo, los intendentes afines a Kicillof ya preparan sus propias estrategias. Algunos barajan la posibilidad de encabezar listas testimoniales de concejales para traccionar votos desde abajo. En sus distritos, aseguran medir mejor que la propia Cristina y sostienen que el apoyo territorial será decisivo.
El objetivo común es alcanzar un piso del 38% a nivel provincial, cifra que dejaría a Kicillof bien posicionado para una futura candidatura presidencial. En la tercera sección —clave en la aritmética electoral— esperan llegar al 45%, aunque reconocen que la ecuación no cierra si el oficialismo no mejora en otras zonas como la primera y la octava sección.
La herencia de los 80 y la rebelión interna
El Movimiento Derecho al Futuro, creado como plataforma de Kicillof para 2027, podría transformarse en lista propia si fracasa el acuerdo. Larroque y Ferraresi, históricos del kirchnerismo, ahora empujan una línea más rupturista. Comparan el momento con 1985, cuando el peronismo fue dividido entre Iglesias y Cafiero. Apuestan a un recambio que desplace la lógica verticalista de Cristina y Máximo Kirchner.
La figura de Verónica Magario asoma como eventual plan B si Cristina es proscripta, aunque no hay certezas. Lo que sí está claro es que el “dedo” de Máximo quedó relegado: ya no tiene incidencia en la ingeniería electoral.
El oficialismo se acomoda y observa
Mientras tanto, Karina Milei organiza el armado bonaerense sin apuro. Reunida con Lule Menem y Sebastián Pareja, pidió una lista diversa de posibles candidatos. En la Casa Rosada evalúan la posibilidad de instalar una figura “de contraste” si Cristina compite, aprovechando la polarización para consolidar el voto libertario.
El oficialismo, que atraviesa días complejos por los conflictos en el Garrahan y el debate previsional, observa con cierta calma el fuego cruzado en el peronismo. Aunque la imagen de Milei enfrenta tensiones, el Gobierno sigue sin rivales de peso que capitalicen el malestar económico.
Peronismo sin brújula, entre el fantasma de la proscripción y el espejo del pasado
Cristina y Kicillof finalmente hablaron. El diálogo fue tenso, marcado por reproches cruzados. El gobernador exigió libertad para conducir la campaña, apoyo legislativo y reglas claras para la negociación. Aunque persiste la desconfianza, delegados de ambas partes trabajan para evitar una ruptura.
En voz baja, varios dirigentes peronistas insisten en recuperar la marca “peronismo” para la boleta. Ven en esta elección una oportunidad de reconfigurar el poder territorial y dejar atrás la etapa de imposiciones personales. Mientras tanto, las encuestas reflejan el desgaste: Unidad Ciudadana y Unión por la Patria dejaron de enamorar al votante tradicional.