Pablo Grillo, el fotógrafo herido por un disparo de gas lacrimógeno de un efectivo de la Gendarmería durante una marcha frente al Congreso, fue dado de alta este martes por la mañana del Hospital Ramos Mejía. Luego de casi tres meses de internación, fue trasladado al Instituto de Rehabilitación Manuel Rocca, donde continuará su recuperación tras la lesión cerebral que sufrió por el impacto de un proyectil lanzado por un gendarme.
«Me llamó el director y me dijo que ya estaba», relató su padre, Fabián Grillo, al salir del hospital y luego explicó que el alta médica es solo una etapa dentro de un largo proceso de recuperación: «La primera etapa va a ser con internación, salidas los fines de semana, cuando ellos evalúen que esté en condiciones de hacerlo ¿Cuánto puede tardar? Va a depender de la evolución de él».
Grillo fue herido el pasado 12 de marzo mientras cubría una movilización de jubilados frente al Congreso Nacional. En medio del operativo de seguridad, recibió un disparo de un cartucho de gas que le impactó en la cabeza. Desde entonces, atravesó varias cirugías, entre ellas una intervención reciente por hidrocefalia, realizada el 21 de mayo.
Según informó la familia en redes sociales tras aquella operación, «pudieron colocarle la válvula y un catéter para desviar el exceso de LCR al abdomen». Nueve días después, aún internado en terapia intensiva, continuaban los estudios para monitorear su evolución. «La válvula funcionaba como se esperaba y no tenía fiebre», detallaron.
«El estaba sacando fotos y de repente pasó eso del proyectil, de eso no se acuerda», había contado su padre en los primeros días posteriores al hecho. Los registros audiovisuales del momento muestran cómo Grillo se encontraba frente a un cordón de Gendarmería cuando fue alcanzado por el impacto. Desde entonces, el fotógrafo permaneció hospitalizado en estado delicado.
La Justicia avanza lentamente pero el gendarme que disparó a Pablo Grillo fue identificado
Aunque el gendarme responsable fue identificado, la causa judicial por la agresión aún no presenta avances importantes. Familiares y organizaciones de derechos humanos exigen que se investigue a fondo y se establezcan responsabilidades. Hasta ahora, no hay imputaciones formales ni declaraciones públicas por parte del Ministerio de Seguridad.
Con el traslado al Instituto Rocca, se abre una nueva etapa en la recuperación de Pablo Grillo. Su entorno celebró el alta como un paso esperanzador, pero recuerdan que el camino por delante es incierto y dependerá de su respuesta a la rehabilitación. Mientras tanto, insisten en que no puede haber impunidad: la investigación por lo ocurrido sigue pendiente.