El futuro de Nicolás Otamendi vuelve a estar en el centro de la escena. El defensor campeón del mundo con la Selección Argentina, que actualmente milita en el Benfica, quedará libre el próximo 30 de junio, justo después del Mundial de Clubes. En medio de rumores sobre su vuelta al país, Fabián Berlanga, presidente de Vélez, decidió ponerle palabras a una posibilidad que ilusionaba a más de un hincha del Fortín.
Aunque muchos soñaban con verlo nuevamente con la camiseta de Liniers, Berlanga no dejó lugar a dudas sobre el presente del zaguero: «Pensamos que por edad Otamendi estaba para volver a Vélez, pero no quiere venir», sentenció en una entrevista con el programa Vélez a fondo. Así, la puerta que algunos veían entreabierta parece haberse cerrado de golpe.
El guiño a River que reavivó la polémica
La contundente frase del dirigente se suma a una ola de versiones que colocaban a Otamendi en otros destinos dentro del fútbol argentino. En particular, sus palabras en ESPN encendieron las alarmas en Portugal y los ánimos en River. «Saben que soy hincha de River, que veo todos los partidos y tengo buena relación con la gente del club», confesó el defensor, aunque inmediatamente agregó: «No quiero ilusionar a nadie porque después me van a odiar. Dios dirá qué pasará de aquí hasta que termine mi contrato».
Estas declaraciones llegaron rápido a oídos de los fanáticos del Benfica, quienes no tomaron de buena manera que su capitán declare públicamente su simpatía por otro club mientras continúa compitiendo con las Águilas. Según el diario portugués O Jogo, varios hinchas expresaron su malestar en redes sociales, reclamando mayor compromiso del referente.
Silencio de renovación y señales cruzadas
Hasta el momento, no hubo señales claras sobre una renovación de contrato con el club lisboeta. Otamendi, de 36 años, parece estar transitando los últimos capítulos de su carrera en Europa, y aunque muchos esperaban que cerrara el ciclo en Vélez, las palabras de Berlanga cambiaron el panorama. Lo que en otro momento fue una ilusión hoy parece una puerta cerrada.
Con el guiño a River aún fresco y el final de su vínculo con Benfica cada vez más cerca, el futuro del defensor queda envuelto en una mezcla de posibilidades, silencios institucionales y declaraciones que dicen más de lo que callan. Mientras tanto, en Liniers ya no esperan milagros.
