El gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, expresó su fuerte rechazo a la decisión del presidente Javier Milei de trasladar la embajada argentina de Israel a Jerusalén, anunciada esta semana durante la visita presidencial al país del Medio Oriente. En declaraciones públicas, Insfrán calificó la medida como «una barbaridad» y cuestionó la gestión diplomática del mandatario nacional.
«Nuestro presidente todavía no volvió anda paseando y está por entregar no sé qué premio. Tuvo la suerte que no le pasó nada cuando fue al Muro de los Lamentos ahora, pero lo que fue a hacer nuevamente es de suma gravedad. Al decir que va a llevar la Embajada de Argentina a Jerusalén, es una barbaridad», declaró el gobernador formoseño, mostrando su descontento con la política exterior del gobierno libertario.
El presidente Milei anunció oficialmente el miércoles pasado, durante un discurso ante el Parlamento israelí, que en 2026 hará efectivo el traslado de la embajada argentina desde Tel Aviv a Jerusalén Occidental, cumpliendo así una promesa de campaña que había realizado en febrero de 2024. Esta decisión coloca a Argentina en una posición diplomática controvertida, ya que la mayoría de los países mantienen sus embajadas en Tel Aviv debido a que creen que Jerusalén debe pertenecer al Estado de Palestina.
Insfrán también cuestionó la política de alineamiento del gobierno con Israel en el contexto del conflicto regional. «Ahora, Israel atacó a Irán ¿Esa es la forma en que se debe solucionar las cuestiones y controversias internacionales? Se debe hacer a través de la vía diplomática, pero no la que ofrece nuestro presidente actual regalando la soberanía», señaló el dirigente justicialista, sugiriendo que el presidente argentino está comprometiendo la soberanía nacional en sus decisiones de política exterior.
Insfrán advirtió sobre un posible avance de Inglaterra sobre la Antartida
El gobernador formoseño vinculó la política exterior de Milei con la histórica disputa argentina por las Islas Malvinas, estableciendo un paralelismo entre las concesiones diplomáticas actuales y la necesidad de defender los territorios nacionales. «En diálogo nosotros tenemos que hacer respetar nuestros territorios que fueron usurpados en 1833 por los ingleses como lo fue las Islas Malvinas», afirmó Insfrán, recordando la ocupación británica del archipiélago austral.
Sin embargo, las declaraciones más llamativas del gobernador se centraron en sus advertencias sobre los intereses británicos en la Antártida, territorio donde Argentina mantiene reclamos de soberanía que se superponen con los del Reino Unido. «El problema no es Malvinas porque cerca de ahí está la reserva más grande de agua dulce que es la Antártida y ahora en el 2049 ellos (los ingleses) ya están fijándose en el tratado internacional para adueñarse de la parte que le corresponde a la Argentina», sostuvo Insfrán.
Respecto a estas afirmaciones sobre la Antártida, es importante contextualizar que el Tratado Antártico, firmado en 1959 y vigente desde 1961, suspendió por tiempo indefinido las controversias sobre reclamos de soberanía en el continente blanco. Argentina, Chile y el Reino Unido mantienen reclamos territoriales superpuestos en la región, pero el tratado prohíbe cualquier actividad militar y consagra el uso pacífico del territorio. No existe evidencia de un vencimiento específico del tratado en 2049, aunque las tensiones geopolíticas por los recursos antárticos, incluyendo las reservas de agua dulce, efectivamente han aumentado en los últimos años. El Reino Unido, al igual que otros países signatarios, mantiene bases científicas en la región pero dentro del marco legal establecido por el tratado internacional vigente.