Sincera, tajante y sin rodeos. De esta manera fue como se mostró nada más y nada menos que Lola Lanata, la hija menor de Jorge Lanata, fruto de su relación con Sara Stewart Brown, más conocido por todos como Kiwita. En una charla con Clarín, la joven destapó toda la verdad sobre lo que vivió con su padre en los últimos momentos de su vida.
«Yo siempre tuve medio un trauma con el tema hospitales, porque la mayoría de mi vida a mi papá lo fueron internando, entonces siempre fue un lugar al que odié ir. Sin embargo, esos seis meses intenté ir todos los días. También hay una realidad que es que apenas lo internaron, yo, como mucha gente, pensé que iba a salir, como las miles de internaciones que tuvo antes. Obviamente nunca pensé que iba a terminar así. En un principio iba, le hablaba, charlábamos, porque no en todos los momentos de la internación estuvo mal», comenzó diciendo.
«Nos dijimos un montón de cosas. Por suerte lo pude acompañar mucho. Digamos, no me quedo con ninguna culpa de ‘debería haber ido’ o ‘me debería haber quedado más tiempo’, porque la verdad es que yo estaba cursando, trabajando… Y me iba de cursar a trabajar, salía de la oficina, me iba al hospital y me terminaba yendo a mi casa como a las 10 de la noche. Hice todo lo que pude con lo que tenía», expuso.
«También yo soy muy chica, tengo 20 años y era muy difícil la situación. Yo sé que hice todo lo que pude y que lo acompañé desde donde pude. Los primeros cinco meses yo estaba segurísima de que iba a salir. También por ahí era un poco de negación de mi parte, pero el último mes como que… Diría las últimas dos semanas, que ahí fue como un deterioro bastante grande», señaló Lola Lanata.
«Ahí ya me di cuenta… Y nada, hice lo que pude. Fue muy difícil. El último tiempo ya no hablábamos, no podíamos hablar con él porque estaba durmiendo. Fue más difícil ahí, pero la esperanza la tuve mucho tiempo. Yo siento que me pude despedir. No con él conscientemente, pero siento que me pude despedir de alguna manera, de a poquito… Nos fuimos diciendo algunas cosas», aclaró.
«No me voy a olvidar que un día estábamos en silencio, yo le estaba dando la mano, en ese momento estaba todavía despierto… Habrá sido un mes y medio antes de que fallezca. Y me miró y me dijo: ‘Yo cuando estoy con vos siento paz’. Y yo me quería largar a llorar. A mí me encantaba ir, porque también una vez una enfermera me dice: ‘Vos sos su medicina, vení, que se pone bien cuando está con vos’. Y cuando llegábamos mi hermana y yo, él tenía una sonrisa», sentenció Lola Lanata.
