Lejos de una reunificación, los gobernadores comenzaron a cerrar filas para limitar el poder de La Cámpora en el armado de listas de cara a las elecciones de octubre. El foco está puesto en desplazar al núcleo duro del kirchnerismo de las definiciones provinciales y garantizar la conducción de los armados locales.
El movimiento se aceleró luego del fallo de la Corte Suprema que confirmó la condena a seis años de prisión contra la expresidenta. Aunque los mandatarios expresaron su respaldo institucional, puertas adentro activaron una estrategia para preservar sus estructuras frente a la avanzada de Máximo Kirchner.
Tensión en Matheu 130
En la reunión partidaria del martes pasado en la sede histórica del PJ, los gobernadores respaldaron a Cristina «en las actuales circunstancias», pero exigieron más «realismo político» en las decisiones nacionales. En particular, reclamaron que se respete su legitimidad territorial y se ponga fin a las expulsiones internas promovidas por la conducción camporista.
Según trascendió, también hubo reclamos para que no se repitan las intervenciones partidarias como las que aplicó la ex presidenta antes de ser condenada. La decisión de los mandatarios es clara: evitar que La Cámpora imponga candidatos sin consenso local.
Mendoza como espejo
Uno de los casos paradigmáticos es Mendoza, donde el liderazgo de Anabel Fernández Sagasti quedó debilitado tras el magro 14,7% que el PJ obtuvo en las generales de 2023. Los intendentes se hicieron cargo del partido y ya definieron que no habrá espacio para el camporismo.
La agrupación liderada por Máximo Kirchner busca competir bajo la etiqueta Unidad Popular, pero los jefes comunales se niegan a cederles lugar. En varias provincias, aseguran que La Cámpora solo logró posicionarse mediante intervenciones o negociaciones desde Buenos Aires.
La pulseada bonaerense
La provincia de Buenos Aires será el terreno más disputado. Axel Kicillof busca consolidar su liderazgo con listas locales fuertes, apuntaladas por intendentes que incluso estarían dispuestos a competir como candidatos testimoniales. Su agrupación, Movimiento Derecho al Futuro, rechaza la postulación de Máximo en la Tercera Sección.
Desde ese sector proponen una concesión mínima en la boleta nacional a cambio de preservar el control del territorio. La intención es clara: evitar una nueva subordinación a los designios de La Cámpora y sostener el poder en las intendencias.
Sergio Massa también juega
Sergio Massa aspira a quedarse con un tercio de los lugares si hay un acuerdo de unidad. Busca posicionar legisladores provinciales y asegurarse representación en el Congreso. Su presencia introduce una tercera variable en la disputa, aunque aún no se sabe si su estrategia se coordinará con algún gobernador.
A nivel nacional, los mandatarios pretenden asegurar victorias o buenos desempeños en octubre para empezar a pensar en el 2027. «Si los gobernadores esperan que Cristina marque el camino, estamos en un problema grave», advirtió un legislador.
Unidad en la superficie, fisuras en el fondo
La reciente movilización a Plaza de Mayo mostró una postal de unidad con la ex presidenta hablando desde su prisión domiciliaria, mientras Kicillof y Quintela se mezclaban entre la militancia. Fue una señal política, pero también una imagen cuidada: ni Gildo Insfrán, ni Ziliotto, ni Melella, ni Zamora estuvieron presentes.
Una fuente del Senado remarcó que el apoyo a Cristina no borra las diferencias internas. El fallo de la Corte generó una reacción común, pero no resolvió la disputa por el rumbo del PJ. «Cristina ahora escucha más, pero el conflicto por las listas no está resuelto», deslizó un operador del peronismo federal.
La CGT, expectante y pragmática
Mientras tanto, la CGT mantiene su apoyo simbólico a la conducción partidaria, aunque las bases sindicales están golpeadas por la caída del empleo y la crisis de las obras sociales. La prioridad del gremialismo pasa por preservar su estructura, no por entrar en la interna.
Aunque por ahora no se vislumbran rupturas en los bloques parlamentarios, todos los sectores reconocen que octubre será el verdadero punto de inflexión. Nadie quiere sacar los pies del plato antes de las elecciones, pero el peronismo navega un equilibrio inestable entre la presión de las bases, las ambiciones de los gobernadores y el aparato de La Cámpora.