El diputado nacional de Unión por la Patria, Máximo Kirchner, se refirió por primera vez en profundidad a la confirmación judicial de la condena a su madre, la expresidenta Cristina Kirchner, en el marco de la causa Vialidad, y vinculó esa situación con el deterioro social y económico que atraviesa el país.
En diálogo con Página 12, el líder de La Cámpora planteó que la prisión domiciliaria de la exmandataria no puede analizarse de forma aislada del contexto general: “Cristina fue clara y dio los primeros visos de los objetivos. Su situación tampoco puede excluir las demás situaciones que interpelan y hacen sufrir a sectores de la sociedad”, expresó.
En esa línea, defendió el legado político de su madre y aseguró que aún hoy conserva un fuerte respaldo popular: “Una gran porción de la sociedad confía en quien supo gobernarla de mejor manera que los gobiernos que la siguieron a ella”, disparó, en una clara crítica tanto al macrismo como al actual oficialismo libertario.
Con un tono enfático, Máximo apuntó también a la realidad social y al impacto del ajuste económico: “Es cierto que cualquier familia argentina ante las consecuencias de un ajuste ve que hay cada vez más gente en situación de calle, más gente en los semáforos”, señaló.
El diputado también transmitió confianza en ciertos sectores populares que, según él, empiezan a visualizar el costo del modelo actual: “Tengo muchas expectativas en sectores de la sociedad. Hay un sector que entiende que ser más que beneficiaria de este plan económico, es un objetivo”, sostuvo, sugiriendo que se abre la posibilidad de una nueva construcción política.
Finalmente, hizo una crítica directa a la pérdida de calidad de vida de los trabajadores: “La gente cada vez necesita más horas de trabajo y no viven mejor. No solo le quitan el salario, sino el tiempo”, concluyó.
Con estas declaraciones, Máximo Kirchner no solo defendió a su madre en uno de los momentos más difíciles de su carrera política, sino que además redobló la apuesta con una lectura política que busca interpelar a los sectores más afectados por el ajuste. La interna peronista, mientras tanto, sigue en plena ebullición.
