El Gobierno de Javier Milei avanzó con la clausura del Instituto Perón y del bar restaurante «Un café con Perón», ubicado en el barrio porteño de Recoleta. La medida, que se concretó durante la noche del miércoles, dejó sin empleo a una treintena de trabajadores que integraban una cooperativa encargada de sostener el espacio cultural y gastronómico. Juan Grabois, dirigente del MTE, había sido detenido hace unos días por usurpar el lugar para evitar que lo cerraran.
El edificio clausurado se encontraba en la calle Austria al 2500, contiguo a la Biblioteca Nacional, y tenía un alto valor histórico: allí funcionó la residencia presidencial donde vivió Juan Domingo Perón durante sus dos primeros mandatos y donde falleció Eva Duarte en 1952. En 2008 fue declarado monumento histórico nacional y en los últimos años albergaba un museo, un centro de investigación y un punto de encuentro para el peronismo.
El cierre había sido anticipado por el vocero presidencial Manuel Adorni el pasado 7 de mayo, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Eva Perón. Según el funcionario, el instituto representaba un gasto innecesario y su rol podía ser reemplazado por universidades y otras instituciones académicas. El argumento oficial también apuntó a la presunta inactividad del personal y a la falta de valor diferencial del espacio.
A pesar del anuncio, la decisión generó rechazo entre simpatizantes del peronismo y vecinos del barrio, quienes se movilizaron en defensa del edificio y de sus trabajadores. La tensión escaló en los últimos días con protestas y presencia policial frente al predio, donde se vivieron momentos de tensión y resistencia ante la inminente clausura.
El día después de la clausura del edificio histórico donde vivió Juan Domingo Perón
Durante la noche del miércoles se concretó el cierre definitivo del espacio y el desalojo de quienes allí trabajaban. A la mañana siguiente, el edificio amaneció con las tradicionales fajas rojas de clausura que impiden el ingreso. En redes sociales se difundieron imágenes del operativo, lo que generó nuevas críticas hacia la decisión del Gobierno.
El cierre del bar “Un café con Perón” implicó directamente el despido de treinta trabajadores que sostenían el lugar a través de una cooperativa. Desde el Grupo de Empresas Sociales y Trabajadores Autogestionados (Gestara) señalaron que la concesión del espacio vencía recién en 2027, por lo que consideran arbitraria y anticipada la medida adoptada por la administración actual.
El bar se destacaba por ofrecer platos a precios accesibles en una de las zonas más caras de la Ciudad de Buenos Aires. Ofrecía menús ejecutivos a valores populares, lo que lo convertía en un punto de referencia tanto por su impronta histórica como por su propuesta social. Su cierre suma un nuevo capítulo a la serie de recortes en espacios culturales impulsados por el Poder Ejecutivo.

