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ECONOMÍA

China fortalece su vínculo con las provincias argentinas y enciende las alarmas en Estados Unidos

El embajador designado por Trump, Peter Lamelas, apuntó contra las inversiones chinas en las provincias y generó repudio político y diplomático.

Donald Trump
Los aranceles recíprocos de Trump recaudaron solo USD 500 millones en abril, lejos de los 2.000 millones diarios prometidos por el presidente.

Al presentarse ante el Congreso estadounidense para su audiencia de confirmación, el empresario Peter Lamelas —nombrado por Donald Trump como futuro embajador en la Argentina— lanzó una dura advertencia: definió a China como una «influencia maligna» y cuestionó los crecientes vínculos económicos entre provincias argentinas y la potencia asiática. Su discurso generó un amplio rechazo que incluyó a la oposición, la embajada de China, Cristina Kirchner y gobernadores, quienes pidieron que el Gobierno argentino impida su designación oficial.

Lamelas insinuó que los acuerdos provinciales podrían dar lugar a corrupción y señaló: «Las provincias argentinas pueden negociar con fuerzas externas, como los chinos u otros». Su mención explícita a las relaciones subnacionales generó malestar en Beijing y dejó al descubierto una tensión latente: la creciente influencia china en el interior del país, una preocupación histórica para Washington.

Una relación silenciosa, pero creciente

A pesar de las tensiones diplomáticas, el vínculo económico entre China y Argentina no ha dejado de expandirse. En 2024, el gigante asiático se mantuvo como el segundo socio comercial de la Argentina, con una balanza de US$16.350 millones, aunque con una leve caída del 6,2 % respecto al año anterior. Además, China se posicionó entre los tres mayores emisores de inversión directa a nivel global, con U$S 128.600 millones.

En ese contexto, provincias como Jujuy, Salta, Catamarca y Santa Cruz han tejido acuerdos directos con empresas chinas en sectores estratégicos como el litio, la minería, la energía y las telecomunicaciones. La embestida inversora responde tanto al interés de Beijing por materias primas clave como al ahogo financiero que enfrentan las administraciones provinciales ante los recortes del gobierno nacional.

Litio, minería y energía: las claves del desembarco chino

Jujuy concentra el grueso de las inversiones en litio: se calcula que hay siete proyectos activos por más de US$ 3.400 millones, con participación de gigantes como Ganfeng. En Salta destacan los emprendimientos Centenario Ratones y Pozuelos–Pastos Grandes, este último con una inversión de casi U$S 1.000 millones. Catamarca, por su parte, recibió más de U$S 1.170 millones de la empresa Zijin Mining para el proyecto Tres Quebradas.

En el sur, la minera Shandong Gold adquirió parte de Veladero y La Ortiga en San Juan, mientras que en Neuquén, China Potasium avanza en negociaciones para explotar un yacimiento de potasio. A esto se suman proyectos de infraestructura energética: actualmente operan 12 parques eólicos financiados con capital chino en provincias como Buenos Aires, Chubut y San Juan.

Infraestructura, pesca y telecomunicaciones

Santa Cruz es otra provincia clave en la estrategia de Beijing. Allí se proyecta una planta pesquera y se evalúa incluso la construcción de un nuevo puerto. El gobernador Claudio Vidal viajó a China para cerrar acuerdos vinculados al sector textil y carbonífero. Además, la provincia de Buenos Aires anunció junto al embajador Wang Wei una planta de fertilizantes en Bahía Blanca por US$ 1.250 millones.

En el plano tecnológico, Huawei participa activamente en el despliegue de redes y telecomunicaciones. También colabora con bancos, universidades y proyectos de energía renovable, como Cauchari. Xiaomi, por su parte, avanza con locales comerciales y presencia en el mercado local.

Estados Unidos mira con recelo

Frente al avance de Beijing, Washington reacciona con diplomacia política. Mientras China envía empresarios, los Estados Unidos multiplica las visitas de funcionarios. La estrategia, sin embargo, parece perder tracción en los territorios del interior, donde la necesidad de financiamiento directo choca con los recortes de la administración de Javier Milei.

El episodio Lamelas dejó al descubierto un fenómeno que ya preocupa en el Departamento de Estado: la autonomía de las provincias argentinas a la hora de firmar acuerdos de inversión, sin control centralizado. Aunque Milei no ha dado señales de enemistarse con China —incluso celebró la renovación del swap de monedas—, en Washington inquieta la falta de una política clara hacia su principal rival geopolítico.

Mientras Milei intenta transitar una relación pragmática con ambas potencias, el nuevo embajador designado por Trump encarna una visión más combativa. Sus declaraciones no solo tensaron el vínculo bilateral, sino que encendieron una señal de alarma: en un país federal como Argentina, las relaciones exteriores ya no pasan solo por Cancillería.