En una entrevista con A24, el exviceministro de Economía Gabriel Rubinstein lanzó fuertes definiciones sobre el rumbo económico del presidente Javier Milei, al que acusó de aplicar un «dólar electoral», y repasó su paso por el gobierno de Alberto Fernández, donde fue la mano derecha de Sergio Massa en el Palacio de Hacienda.
“El famoso ‘Plan Platita’ no es algo exclusivo de un espacio. Todo el mundo juega a la política y a veces lo disfraza con nombres técnicos. Buscan tener el dólar más barato para que baje la inflación y ganar las elecciones. No llegaron con el crawling peg, tuvieron que cambiar y negociar con el FMI. Y capaz ahora también toman una medida para ganar las elecciones”, disparó Rubinstein.
Críticas al relato oficialista
Rubinstein cuestionó duramente el relato del Gobierno de que todo marcha según lo previsto:
“No sean tan chantas y soberbios de decir que todo va según el plan. Si tu plan era comprar el dólar a $1.000 y a las dos semanas estás pagando $1.250, entonces no marcha todo como decís”.
En esa línea, señaló que el país está atrapado en una lógica repetitiva de manipulación electoral:
“Siempre tenemos el dólar electoral, una versión del Plan Platita. Hay que asumirlo”.
Cristina, Massa y la interna del poder
Consultado sobre su experiencia en el equipo económico del Frente de Todos, Rubinstein no esquivó definiciones polémicas.
“Cristina Kirchner es una ignorante en economía que padeció de megalomanía. Se creyó Napoleón. Primero compartía el poder con Néstor, que al menos conocía mejor los límites. Después, esa impronta se mantuvo y generó desconfianza, aunque no puso trabas cuando Massa asumió el Ministerio”.
Rubinstein también apuntó contra la gestión de Alberto Fernández, a quien calificó de “ausente”:
“Massa tomó el timón, aunque Alberto tuvo actitudes perjudiciales. La firma final seguía siendo suya, y eso nos obligaba a negociar permanentemente decisiones que ya estaban resueltas. Esa dinámica le quitó eficiencia al equipo económico”.
Entre el pragmatismo y el desencanto
El economista, que fue un actor clave durante los momentos más tensos del último año de mandato del Frente de Todos, se mostró desencantado con la lógica del poder en la Argentina.
“Acá ningún presidente se comporta como un administrador. Se creen emperadores, como si gobernar fuera una cruzada personal y no la gestión de lo público. Esa es una de las razones por las que seguimos fracasando”.