El Gobierno de Javier Milei resolvió suspender el tradicional desfile militar del 9 de julio por el Día de la Independencia. La decisión fue confirmada por el Ministerio de Defensa y responde, según trascendió, a la voluntad oficial de reducir gastos en el marco del ajuste fiscal que impulsa la gestión libertaria. Sin embargo, la medida generó sorpresa, ya que contrasta con la postura que el propio Ejecutivo sostuvo el año pasado, cuando reivindicó y recuperó ese evento tras varios años de ausencia durante los mandatos kirchneristas.
En 2024, el desfile se realizó con una gran puesta en escena sobre la avenida Del Libertador, en el barrio porteño de Palermo. Participaron más de 6.000 efectivos del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, junto con unos 2.000 veteranos de la Guerra de Malvinas. El acto fue celebrado por el oficialismo como una muestra de reivindicación de las Fuerzas Armadas, y quedó en la memoria pública por ser la última vez que Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, compartieron una actividad con gestos de cercanía, incluso posando juntos sobre un tanque militar.
Desde aquel episodio, la relación entre ambos dirigentes se fue deteriorando hasta derivar en un distanciamiento notorio, expresado en la falta de actos conjuntos y en los reiterados cruces por diferencias políticas y estratégicas dentro del espacio oficialista. De hecho, el pasado 20 de junio, Día de la Bandera, estuvieron en actos separados y se mandaron críticas.
Este año, la motosierra volvió a inclinar la balanza: según estimaciones oficiales, el costo del desfile en 2024 fue superior a los 720 millones de pesos, y con la actualización inflacionaria implicaría cerca de 1.000 millones. En un contexto de fuerte recorte del gasto público, la organización del evento fue descartada por el Gobierno que prefiere seguir achicando estos desvíos de dinero.
¿Suspensión definitiva?
A pesar de que este año el Día de la Independencia no tenga el desfile militar, quizás años más adelante pueda volver a realizarse. NA explicó que se trata específicamente de este delicado momento que atraviesan las cuentas del Estado que no permiten un gasto de esta índole, aunque estiman que a futuro podrían volver a hacerlo.
La suspensión reabre un debate sobre el lugar simbólico de las Fuerzas Armadas en la vida institucional del país y sobre las prioridades de la administración actual. Cabe recordar que esta tradición fue discontinuada durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, y retomada recién en la gestión de Mauricio Macri, que promovió una política de visibilización y modernización del rol militar.