El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, mostró su tobillera electrónica este lunes ante los fotógrafos luego de una reunión con legisladores de su partido. La medida fue impuesta por la Corte Suprema en el marco de la causa por golpismo. “Esto aquí es un símbolo de máxima humillación”, dijo, levantando su pierna derecha para dejar ver el dispositivo de control.
La Justicia también le prohibió el uso de redes sociales y el contacto con otros implicados en la causa. Entre ellos, su hijo Eduardo Bolsonaro, actualmente radicado en Estados Unidos.
Medidas judiciales por la causa de golpismo
La Corte dictó las nuevas restricciones el viernes pasado. Bolsonaro está acusado de intentar liderar un plan para desconocer su derrota electoral frente a Luiz Inácio Lula da Silva en 2022. Si es condenado, podría enfrentar hasta 40 años de prisión.
Las medidas lo obligan a usar tobillera electrónica, no salir de su casa por las noches ni fines de semana, y abstenerse de tener contacto con embajadas extranjeras o con personas investigadas en la misma causa.
El lunes por la tarde, Bolsonaro se reunió con diputados del Partido Liberal para definir una estrategia política. Al finalizar el encuentro, accedió por primera vez a mostrar el dispositivo de monitoreo que lleva en su pierna derecha.
Reacciones y denuncias de persecución política
La imagen de la tobillera fue compartida en redes sociales por el diputado Maurício do Vôlei, quien acompañó la publicación con un mensaje: “La mayor injusticia de la historia de este país. No voy a renunciar a nuestro Brasil”.
Durante la reunión, Bolsonaro se mostró desafiante. “Cobardía es lo que están haciendo con el expresidente de la República. Vamos a enfrentar a todo y a todos. Lo que vale para mí es la ley de Dios”, declaró.
Desde su entorno aseguran que hay una persecución judicial que busca silenciarlo y bloquear su futuro político. En paralelo, el Congreso debate el impacto que puede tener la situación en el liderazgo del Partido Liberal.
Además de las restricciones, Bolsonaro no puede hablar con su hijo Eduardo, quien es investigado por actuar como lobbista ante el gobierno de Donald Trump para que impusiera sanciones contra Brasil tras las elecciones.
Pese a las limitaciones, el expresidente continúa en contacto con su equipo político y se niega a dar un paso atrás. Busca mantenerse como figura relevante de la oposición y apuesta a reconstruir su imagen, mientras el proceso judicial avanza.
La imagen de Jair Bolsonaro mostrando su tobillera electrónica recorrió los medios brasileños y se convirtió en símbolo de su caída. Para sus seguidores, representa una injusticia. Para sus críticos, un paso más en el camino hacia la rendición de cuentas.