El gobierno de Javier Milei avanza con un fuerte respaldo externo. La administración de Donald Trump considera al mandatario libertario como un socio prioritario en América Latina, tanto por la afinidad ideológica como por la sintonía personal que han construido. Sin embargo, en el Ala Oeste de la Casa Blanca y en el Departamento de Estado monitorean de cerca el conflicto político interno que enfrenta Milei, tanto con la oposición en el Congreso como con su propia vicepresidenta, Victoria Villarruel.
La reciente escalada entre el Presidente y la titular del Senado no pasó inadvertida en los círculos diplomáticos estadounidenses. En Washington sorprendió que Villarruel respondiera públicamente a Milei a través de sus redes sociales, en un hecho sin precedentes desde que asumió el gobierno. «Que ahorre en viajes y en la SIDE y listo», escribió Villarruel, criticando abiertamente el veto presidencial a las leyes sociales impulsadas por el Congreso.

Apoyo explícito de Trump y preocupación silenciosa en Washington
En términos geopolíticos, el respaldo de Trump se traduce en acciones concretas: la posibilidad de un acuerdo arancelario bilateral, el respaldo financiero del Tesoro estadounidense y la defensa argentina ante el FMI en la revisión del acuerdo vigente. Washington considera clave que Argentina mantenga el rumbo del ajuste fiscal y económico, incluso si para eso debe enfrentarse a una ola de resistencia política interna.
En ese contexto, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, ya actúa como interlocutor directo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Su objetivo es alinear al staff técnico y garantizar que el directorio del organismo apruebe en las próximas semanas un desembolso de 2.000 millones de dólares. Ese dinero es clave para fortalecer las reservas del Banco Central y blindar el programa económico en un trimestre electoral.
Según fuentes diplomáticas, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, mantiene contacto permanente con el ministro Luis Caputo y respalda plenamente el plan de ajuste libertario. De hecho, ya comenzaron las gestiones para que el board del FMI sesione antes de fin de mes y otorgue el esperado waiver por el incumplimiento en la meta de reservas.
Villarruel, una figura que incomoda
Si bien en la Casa Blanca relativizan el poder real de Villarruel, las señales institucionales no son ignoradas. La línea diplomática que sigue el caso argentino recuerda las tensiones entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner durante el último gobierno peronista, y considera que una repetición de ese esquema podría alterar la estabilidad política y financiera.
La vicepresidente carece de capacidad ejecutiva, pero su protagonismo creciente complica la estrategia de unidad que el oficialismo necesita consolidar. En ese marco, la Casa Blanca apuesta a que Milei logre imponerse y retomar el control pleno del poder.
FMI, Congreso y el factor Cristina
En paralelo, el kirchnerismo envió una carta al FMI —firmada por CFK— advirtiendo que el DNU 179/25 otorga “facultades extraordinarias” al Presidente, contrarias al artículo 29 de la Constitución. La misiva busca bloquear el respaldo al Gobierno en la revisión del acuerdo. En el organismo multilateral reconocen que estas maniobras políticas generan ruido y demoran decisiones.
Pese a ello, en Washington prevalece la idea de que Milei es la mejor oportunidad en décadas para estabilizar la economía argentina. La prioridad será sostenerlo ante cualquier shock externo o sabotaje interno. En poco tiempo, el mandatario argentino volará a Estados Unidos para agradecer personalmente a Trump.