La sesión especial en el Senado comenzó con fuertes cruces luego de que Patricia Bullrich denunciara un supuesto «golpe institucional» desde la oposición. El primero en salir al cruce fue el senador radical Pablo Blanco, quien no ocultó su enojo: “Ya no es la Bullrich que conocimos”, lanzó.
La ministra de Seguridad había escrito en su cuenta de X que el Congreso buscaba desestabilizar al gobierno de Javier Milei, horas antes de que comenzara el debate. La reacción fue inmediata.
La UCR rechazó las acusaciones del oficialismo
En su intervención, Blanco fue categórico: “Decir que el Congreso quiere dar un golpe institucional es una mentira que no se puede permitir. El verdadero atropello lo están cometiendo ellos, ignorando las decisiones que tomamos acá dentro”.
Recordó el caso de la ley de emergencia por la situación en Bahía Blanca, que fue aprobada por unanimidad en ambas cámaras y luego vetada por el presidente. “¿Quién gobierna entonces? ¿Un Congreso o un rey?”, ironizó el fueguino.
Críticas a la conducción libertaria en el Senado
El senador también apuntó contra Ezequiel Atauche, presidente de la Comisión de Presupuesto, por frenar debates clave. “No pueden creerse dueños de las comisiones ni decirnos cuándo podemos tratar los temas. Acá hay reglas claras”, afirmó.
Además, se despegó de las etiquetas que intentaron imponerle desde el oficialismo. “No soy kirchnerista, pero eso no significa que me vaya a quedar callado mientras se pisotean las instituciones. Algunos que hoy se escandalizan, hasta hace poco eran parte de La Cámpora”, disparó.
En su mensaje, Blanco dejó en evidencia la creciente tensión interna que vive el Senado. Afirmó que la Cámara Alta funciona hoy al ritmo que le impone el Ejecutivo. “Antes se movía el Senado cuando quería la vicepresidenta; ahora, cuando lo decide el Poder Ejecutivo. La diferencia es que ahora son seis senadores los que quieren imponer su voluntad”, advirtió.
Con sus declaraciones, el radical reflejó el malestar de parte de la oposición ante lo que consideran una estrategia para deslegitimar el rol del Congreso. Mientras tanto, la denuncia de Patricia Bullrich por un presunto golpe institucional terminó generando el efecto contrario: unir a los bloques opositores en defensa de las instituciones democráticas.