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ESPECTÁCULO

«Solo queda esperar»: dolor nacional por lo que se comunicó sobre el estado de la Locomotora Oliveras

Nadie esperaba este desenlace.

Locomotora Oliveras

Ha sido demostrado que Lape Club Social, el ciclo conducido por Sergio Lapegüe para América TV, ha logrado encontrar su lugar en la televisión argentina. No solo tienen toda la información de lo que sucede en la actualidad argentina, sino que además sorprenden con todas las primicias del espectáculo.

En esta oportunidad se metieron de lleno en una noticia que angustió por completo a la industria televisiva: el ACV que sufrió la Locomotora Oliveras. Luego de que esta fuera intervenida quirúrgicamente, desde el programa de Sergio Lapegüe hablaron con una figura clave en este preocupante episodio, su cirujano Alejandro Mussachio. 

“Cuando se despierta tiene una hemiplejia del lado izquierdo, pero conservaba el lenguaje, así que pudo llamar a sus hijos, quienes la llevaron de urgencia a un pequeño hospital. Luego fue derivada en ambulancia a nuestro centro”, detalló Alejandro Musacchio delante de todos los televidentes. 

“Sabemos que un infarto de esta magnitud, con un edema importantísimo e hipertensión en el cráneo, más la necesidad de hacer una craneotomía, indica que está gravísima”, siguió antes de confirmar que la Locomotora se encuentra en coma inducido y bajo respirador artificial. 

“Queda esperar a que el cerebro se deshinche. Hasta entonces, no podemos saber más. Está con toda la medicación y el tratamiento necesario en terapia intensiva. Cada organismo reacciona de diferente forma”, señaló. En cuanto a posibles secuelas, el médico apuntó: “Tremendas. Imaginate que una mitad del cerebro no funciona”. 

Sergio Lapegüe abrió su corazón

Muy movilizado, Sergio Lapegüe recordó el momento en el que debió cubrir el atentado a la AMIA: «Yo fui con un camarógrafo de muchos años de experiencia, yo tenía veintipico de años. Yo no sabía ni lo que había explotado, él me dijo que relatara. De repente pisé un brazo. Le dije a una de mis compañeras ‘cuidado que acá hay un brazo’. Mi compañera me abrazo y lloró. Lo miré al camarógrafo… yo no lloraba. Él sí lloraba…».

«Él lloraba y yo no. Me dijeron ‘usted está frío, ya pronto se va a emocionar’. Llegué a mi casa después de cuatro días y solté. Estaba mi hija Mica caminando… era una bebe. Perdón la emoción, pero es lo que me pasa cuando recuerdo esto. Yo era muy joven, fue la cobertura más fuerte. Mi más sentido pésame para todas las víctimas y seguimos pidiendo justicia», agregó el periodista entre lágrimas.