Por el dinero que produce, el turismo es considerado como una «industria sin chimenea» en el país. Sin embargo, muchas veces la desidia de los gobiernos provinciales terminan generando un autoboicot. Eso sucede por ejemplo en Catamarca, donde la ruta al Campo de Piedra Pómez, dependiente de la gestión de Raúl Jalil presenta una desidia tal que la hace intransitable y obliga a circular a paso de hombre. Lo que perjudica en igual medida a turistas y los propios trabajadores del sector.
La reciente temporada de vacaciones de invierno volvió a mostrar esta situación. En medio de un contexto difícil por la situación económica, que hizo decaer fuertemente al turismo interno respecto al internacional, hubo miles de visitantes que se vieron seducidos por el paisaje que ofrece Catamarca. La naturaleza respondió, pero no así la infraestructura vial.
Es que una visita casi obligada para los turistas en suelo catamarqueño es el recorrido al oeste de la capital provincial, lindante con la Cordillera de Los Andes. Despuñes de una circulación amena por la Ruta 43, el panorama cambia de golpe al llegar al camino al Campo de Piedra Pómez, la mayor atracción turística. Allí brilla por su ausencia cualquier intervención de la administración de Raúl Jalil.
Pese a pasar por Laguna Blanca, El Peñón, y ser camino inevitable rumbo al Campo de Piedra Pómez, el ripio presente en la ruta parece una escena de película de super acción. La recorrida se hace con guías autorizados, en sus vehículos, que no paran de moverse y levantar polvo por el mal estado del suelo y la ausencia de mantenimiento.

Campo de Piedra Pómez, la mayor atracción turística de Catamarca
Son solo 28 kilómetros entre la ruta y el Campo de Piedra Pómez, que se transitan a un máximo de 10 kilómetros por hora en el mejor de los casos. Todo, en una traza apenas abierta en los bordes en medio del desierto, sin señalización o trazado alguno. Así, la ida y la vuelta requiere de 3 horas y media, cuando el recorrido de Hualfin al lugar es de más de 200 kilómetros y no demora más de dos horas.
El asunto pone de mal humor a turistas por la incomodidad del trayecto, generando una mala imagen para el boca a boca o las recomendaciones por internet, tan necesarias para impulsar el destino de Catamarca al turismo interno e internacional. Pero también atenta contra el trabajo de los guías de turismo: es que la demora hace que puedan hacer menos viajes que los que podrían en el día, viendo así menos ingresos y sobretodo, propinas.
No hay respuesta del Gobierno de Raúl Jalil
El asunto no tiene hace tiempo ya respuesta por parte del Gobierno provincial. Lo paradójico es que la respuesta suele ser dirigida, por parte de funcionarios o empleados del lugar, a Vialidad Nacional, a pesar de que no está bajo su competencia. Tampoco es cuestión de dinero: cada visitante debe pagar, para hacer el trayecto, $5000. Un importe que pocos saben a dónde termina, pero del que sí tienen una certeza: no se destina a mantener el camino a Campo de Piedra Pómez.