La FIFA prepara un Mundial 2026 revolucionario. Con la cita cada vez más cerca, las autoridades del fútbol mundial analizan una batería de modificaciones que podrían alterar no solo el reglamento, sino la esencia misma del juego. Los debates se centran en medidas inéditas: desde redefinir los penales hasta multiplicar las pausas para incluir espacios publicitarios, todo parece estar en revisión. Según informaron The Sun y L’Équipe, las propuestas ya circulan en borradores internos y podrían implementarse de forma experimental en la próxima Copa del Mundo.
Penales sin rebote: una jugada, un veredicto
Una de las ideas más radicales que está sobre la mesa es eliminar el rebote en los penales. Si el arquero contiene el disparo o el balón impacta en el palo, la jugada se consideraría automáticamente concluida. Se otorgaría saque de arco y no habría segundas oportunidades. Esta decisión trasladaría al tiempo reglamentario la lógica que actualmente rige en las definiciones desde los doce pasos. Para muchos, esto significaría quitarle emoción a una de las situaciones más tensas del fútbol.
Un VAR sin límites: entre la justicia y la pérdida de fluidez
El videoarbitraje también podría expandirse a zonas del campo y decisiones que hasta ahora quedaban fuera de su radar. En el nuevo esquema, el VAR intervendría no solo en goles, penales o tarjetas rojas, sino también en saques laterales, de esquina o incluso jugadas susceptibles de segunda amarilla. La intención sería reducir al mínimo el margen de error arbitral, pero los críticos señalan que este nivel de intervención pone en riesgo el ritmo y la espontaneidad del juego.
Más pausas, más avisos: el negocio detrás de la hidratación
Otra propuesta que genera controversia es duplicar las pausas de hidratación. Actualmente se realizan una por tiempo, pero la nueva iniciativa plantea cuatro: en los minutos 15, 30, 60 y 75. Aunque se justifica por razones fisiológicas, el verdadero objetivo parece ser otro: aprovechar esos espacios para incluir contenidos publicitarios en las transmisiones oficiales. Este modelo ya funciona en deportes como el básquet o el fútbol americano, donde las pausas son parte estructural del show televisivo.
Fútbol o espectáculo: la línea que empieza a borrarse
Estas transformaciones apuntan a convertir al Mundial en una experiencia más vendible, más televisiva, pero no necesariamente más fiel a su espíritu original. El torneo del 2026 ya será el más largo de la historia, con 104 partidos, 48 selecciones y 16 grupos. En ese contexto, las marcas buscan maximizar su visibilidad, y la FIFA parece dispuesta a ceder terreno con tal de aumentar los ingresos. “El negocio está tomando decisiones por encima del deporte”, sostienen algunos expertos.
¿Una nueva era o una ruptura total?
Lo cierto es que estos posibles cambios abren un debate más profundo: ¿puede el fútbol conservar su magia si se adapta a la lógica del entretenimiento masivo? Para muchos, estas innovaciones representan avances tecnológicos y estratégicos. Para otros, son un paso más hacia la desnaturalización del juego. “Lo que está en juego no es solo una pelota, es la esencia de un deporte que apasiona al mundo entero”, concluyen las voces más críticas.
El Mundial 2026: campo de pruebas para un nuevo fútbol
Aunque todavía no hay confirmaciones oficiales, el Mundial que se disputará en México, Estados Unidos y Canadá podría ser mucho más que una competencia internacional. Podría convertirse en el escenario donde se defina el futuro del deporte más popular del planeta. Jugadores, técnicos y fanáticos deberán preguntarse si están dispuestos a aceptar un nuevo paradigma, o si preferirán resistir desde la nostalgia de lo que alguna vez fue el fútbol.