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SOCIEDAD

El proyecto para cambiar el huso horario en Argentina avanza en el Congreso y divide a científicos y políticos por sus efectos en la salud y la energía

La medida genera debate entre quienes defienden el ahorro energético y quienes alertan sobre riesgos para la salud y mayores costos.

Huso

La Cámara de Diputados aprobó esta semana la media sanción de un proyecto que busca modificar el huso horario oficial en Argentina. La iniciativa, impulsada por el senador mendocino Julio Cobos, propone atrasar una hora el reloj y pasar del actual UTC -3 al UTC -4, con la intención de alinear la hora oficial con la hora solar real.

La medida, que deberá ser tratada en el Senado para convertirse en ley, prevé que el primer cambio se aplique el 1° de abril de 2026, cuando habría que atrasar los relojes. Luego, en septiembre, volvería a adelantarse hasta el huso actual. Esta alternancia entre horarios de verano e invierno es, precisamente, uno de los puntos que generó mayor controversia.

Opiniones científicas encontradas

El científico y divulgador Diego Golombek cuestionó la propuesta y la calificó de “incorrecta”. Según explicó, si bien Argentina debería estar en el huso -4 por su ubicación geográfica, alternar entre dos horarios generaría más perjuicios que beneficios. “Los cambios de hora siempre producen trastornos en el cuerpo y generan más accidentes. Muchos países están discutiendo eliminar esta práctica, no incorporarla”, advirtió.

En la misma línea, Pierpaolo Barbieri, fundador de Ualá, aseguró que el impacto energético sería negativo. “Esta propuesta nos hará gastar más energía y perjudicará a los que menos tienen. Además, afectará la competitividad exportadora al generar oscuridad en horarios productivos”, señaló.

Sin embargo, no todas las voces son críticas. Andrea Pattini, investigadora del Conicet, defendió la necesidad de que el país adopte el huso -4 para reducir el llamado “jetlag social” que produce la diferencia entre el reloj biológico y el horario oficial. Según explicó, comenzar la jornada sin luz natural afecta la salud, la atención en el ámbito escolar y la productividad laboral.

Antecedentes y razones del debate

Argentina ya experimentó múltiples cambios de huso horario a lo largo de su historia. Originalmente adherida al UTC -4 en 1920, en 1930 comenzó a aplicar un horario de verano en el huso -3 para aprovechar la luz solar, aunque esa práctica se abandonó en 1970. Desde entonces, el país quedó fijado en el UTC -3, un huso que geográficamente no corresponde a su territorio.

Este desfasaje genera consecuencias visibles en el oeste argentino. En provincias como Mendoza, el amanecer puede ocurrir con hasta dos horas de retraso respecto de la hora oficial, lo que implica que muchas actividades escolares y laborales comiencen aún de noche.

Próximos pasos en el Senado

El proyecto de Cobos deberá ser debatido en la Cámara alta, donde ya se anticipan posiciones divididas. Mientras algunos legisladores valoran el potencial ahorro energético y el alineamiento con la hora solar, otros remarcan que los beneficios no están probados y advierten sobre posibles costos adicionales y riesgos sanitarios.

La discusión sobre el huso horario, que parecía un tema técnico, se transformó en un debate político y social de fondo: cómo equilibrar salud, productividad y energía en un país que ya acumula 57 cambios de hora en su historia.