Aunque no se parece en nada al Merlot ni al Syrah, la Frontenac se ha consolidado como una uva de trabajo. A pesar de su origen híbrido, puede producir vinos excelentes si se cuida adecuadamente. Su desarrollo comenzó hace casi 40 años en la Universidad de Minnesota. La variedad es un cruce entre Riparia 89 y Landot Noir, un híbrido franco-estadounidense. Esta uva de raíz propia se elaboró para ser una variedad resistente: puede soportar temperaturas de hasta -37° centígrados.

La Frontenac tiene un jugo oscuro y un carácter marcadamente frutal, con aromas a cereza y ciruela y taninos suaves. Como la mayoría de las variedades resistentes al frío, la Frontenac tiene una acidez alta, dos o tres veces mayor que la del Merlot cuando se cosecha en la misma madurez. Esto la convierte en una buena candidata para vinos dulces, y los viticultores han tenido éxito con Frontenacs dulces e incluso de estilo Oporto. Asimismo es ideal para rosados ??secos.
La Frontenac puede producir tintos secos de calidad si madura completamente en la vid y se somete a fermentación maloláctica, crianza en barrica y estabilización por frío. Los vinicultores pueden incluso añadir un poco de agua —el término técnico es mejora— a las uvas Frontenac sin fermentar para reducir la acidez sin perder carácter. No obstante, en el gran esquema de las cosas, la Frontenac todavía es un bebé. Todavía resta mucho más que descubrir sobre esta variedad.
El caso de Drew Horton
Cuando el enólogo Drew Horton se mudó de California a Minnesota en 2010, estaba bastante preocupado. California es el epicentro del vino estadounidense, y Minnesota es, en comparación, un estado de perfil considerablemente más bajo. La raíz de su inquietud radicaba principalmente en cómo manejar la Frontenac. Siendo que se trata de una uva tinta de clima frío, constituye una de las variedades más comunes en aquel estado. «Nunca antes la había trabajado», dice Horton. «Era completamente diferente a todo lo que había conocido en California«.
Horton asumió un cargo como enólogo fundador de Chankaska Creek Ranch en Kasota, Minnesota, y permaneció allí a lo largo de tres años. Poco después de su nombramiento, el Minneapolis Star Tribune nombró a Chankaska Creek como la mejor bodega del estado. Hoy, Horton es especialista en enología en la Universidad de Minnesota y un destacado experto en vinos de la zona. De modo tal que puede argumentarse con seguridad que Minnesota le sentó bien y, en retrospectiva, nunca tuvo que preocuparse demasiado por Frontenac. Aún más, Horton afirma que «considerando el tiempo que hemos trabajado con ella, comparado con la vitis vinifera, no supone para nada un tiempo relevante. Solo mejorará a medida que sigamos trabajando con ella».
Otras variedades resistentes al frío extremo
La variedad de uva La Crescent goza de reconocimiento por producir vinos galardonados, con el mayor número de victorias en la Copa del Gobernador entre todas las variedades participantes en el Concurso Internacional de Vinos de Clima Frío. La uva lleva el nombre de un pueblo a orillas del río Misisipi en Minnesota. Esta uva blanca ofrece a los viticultores una variedad muy resistente al frío y moderadamente resistente a las enfermedades. El vino producido con La Crescent tiene sabores a damasco, cítricos y frutas tropicales similares a los de las variedades moscatel de las que desciende.

Por su parte, la variedad Itasca recibe su nombre del lago homónimo, el nacimiento del río Misisipi, en el noroeste de Minnesota. Se lanzó al mercado en 2017. Esta variedad de uva blanca destaca por su extrema resistencia al frío, su alta calidad química, su baja acidez y su resistencia a las enfermedades. El vino Itasca puede adoptar notas de pera, membrillo, kiwi, grosella espinosa y melón dulce. Durante la ola polar del 30 al 31 de enero de 2019, las vides de Itasca sobrevivieron a temperaturas nocturnas de -33 ° centígrados con un 80 % de supervivencia de las bayas primarias. Las secundarias se mantuvieron casi al 100 % luego de tamaño evento.
Otra variedad digna de mención es la Marquette, que se introdujo en 2006 por la Universidad de Minnesota. Es conocida como una variedad de uva tinta resistente a enfermedades que produce vino tinto seco de cuerpo medio y es apta para una maduración prolongada en barricas de roble. Con el tiempo, se ha convertido en una de las uvas más populares adaptadas a climas fríos.