El Gobierno informó que la vacuna de la fiebre amarilla dejará de aplicarse gratis a los viajeros fuera del país, salvo en provincias consideradas zonas endémicas. La medida busca priorizar los recursos sanitarios para quienes más los necesitan. Los viajeros podrán vacunarse en centros privados pagando por la dosis.
Prioridad en la salud pública y recursos sanitarios
La decisión pretende un “uso responsable de los recursos públicos”, destacó la cartera sanitaria. Los fondos liberados se destinarán a mejorar la atención a pacientes, optimizar instalaciones y ofrecer sueldos más justos al personal de salud.
Tras el anuncio, el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, cuestionó la medida. Dijo que tiene sentido porque se trata de un “Gobierno antivacunas”. Advirtió que la vacunación protege a la sociedad: “Si alguien viaja y contrae fiebre amarilla, podría traer el virus al país y los mosquitos transmitirlo”, escribió en X.
Qué es la fiebre amarilla y cómo prevenirla
La fiebre amarilla es una enfermedad viral grave transmitida por mosquitos, pero se puede prevenir con la vacuna. Sus síntomas son fiebre, dolores musculares, dolor de cabeza y, en casos graves, ictericia, hemorragias o falla hepática y renal.
Otras medidas simples ayudan a prevenirla: usar repelentes, ropa de mangas largas y colores claros, instalar mosquiteros y eliminar agua acumulada donde los mosquitos puedan reproducirse. Estas acciones reducen el riesgo y complementan la protección de la vacuna.
Los centros privados permitirán que los viajeros accedan a la vacuna contra la fiebre amarilla pagando por la dosis. Así se asegura la protección individual sin afectar los recursos destinados a la población local.
Con esta medida, el Gobierno de Javier Milei busca enfocar los recursos sanitarios en quienes más los necesitan. Al mismo tiempo, mantiene disponible la vacuna de la fiebre amarilla para quienes viajen y quieran protegerse. La estrategia combina prevención, eficiencia y cuidado de la salud pública.
