En una jornada donde la atención estaba puesta en el cruce de River ante Libertad por la Copa Libertadores, una noticia conmocionó al mundo del fútbol argentino: Erik Lamela, uno de los talentos surgidos en el club de Núñez, anunció su retiro definitivo a los 33 años.
El mediocampista zurdo, que debutó en el Millonario en 2009 antes de emprender una extensa carrera en Europa, decidió dar un paso al costado tras rescindir contrato con el AEK Atenas. Su salida del fútbol profesional no solo estuvo marcada por lo deportivo, sino también por una confesión que dejó impactados a los hinchas.
El motivo que frenó su regreso a River
Según contó el periodista Hernán Castillo, Lamela reconoció en una conversación privada que el estado de su rodilla fue determinante para descartar una vuelta al club. «No me da la rodilla para jugar en River, no puedo hacerle eso a River», le dijo el jugador, dejando en claro que no quería llegar sin estar al 100% físicamente.
Durante el último año, el exvolante intentó mantenerse en competencia en la liga griega, pero las molestias en la rodilla y la espalda fueron persistentes. Finalmente, decidió no seguir forzando su cuerpo y cerrar una etapa que incluyó pasos por equipos como Roma, Tottenham y Sevilla.
De la cancha al banco de suplentes
Pese a colgar los botines, Lamela seguirá vinculado al fútbol. Su próximo desafío será como ayudante de campo de Matías Almeyda en el Sevilla, club donde el argentino tuvo una destacada etapa y conquistó títulos importantes.
Este cambio de rumbo marca el inicio de una nueva faceta para el «Coco», quien buscará transmitir su experiencia en la élite a las futuras generaciones. En el mundo River, su partida de las canchas deja un sabor agridulce: la ilusión de un regreso quedó truncada, pero el respeto por su sinceridad y trayectoria permanece intacto.
