La importancia de hablar acerca del crecimiento en la incidencia de la ludopatía radica precisamente en trabajar en que algo cambie. Es fundamental poder instigar a que se produzca una mayor conciencia en el tema. Especialmente en lo que respecta a los peligros que suponen alcanzar esa sima. Aún más cuando se trata de víctimas que son cada vez más jóvenes.

Lo cierto es que nos encontramos ante un mal que tiene implicancias tanto sociales como generacionales. En efecto, los alcances de la ludopatía no solo atañen al apostador en cuestión, sino a toda su familia y entorno. En tal sentido, numerosos testimonios dan cuenta de que se trata de un efecto avalancha que arrasa todo a su paso. La adicción al juego parece no encontrar límites.
Una constante en toda adicción es su habilidad para disfrazarse. Aquello que puede iniciar como una forma de evasión de los problemas culmina por transformarse en un problema mucho más grande. Consume toda el interés de quien la padece y conduce a una necesidad de apostar o consumir cantidades mayores en cada ocasión. Precisamente, la enfermedad radica en una imposibilidad de carácter crónico y progresivo de evitar los impulsos a continuar apostando.
Cuando no llega a ser adicción
Aún en instancias previas a incurrir en la ludopatía, es igualmente importante reconocer a quienes presentan un consumo problemático de los juegos de azar. En efecto, se trata de un patrón similar al que acontece con el consumo de alcohol, aunque se trata de algo más insidioso y silencioso.

Diversas estadísticas dan cuenta de comienzos a edades cada vez más tempranas. Asimismo, señalan un crecimiento notable de adictos, en razón de las distintas ofertas a disposición en la actualidad. Y es que a las formas clásicas se agregan las versiones online de casinos, salas de apuestas o bingos. El uso que hacen de ellas los menores de edad supone, para peor, una cotidianeidad.
Desde luego, su presencia es más frecuente en plataformas de apuestas ilegales, las cuales, por su propia clandestinidad, no verifican la edad de los usuarios. Incluso, existen casos en los que efectivamente se apunta a conseguir jugadores que no superen la mayoría de edad. En ese sentido, es fundamental aclarar que las apuestas no son un juego.