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POLÍTICA

La Iglesia apuntó contra el Gobierno: «No podemos desentendernos de los más débiles”

En su homilía, pronunciada desde las escalinatas del santuario ubicado en el barrio porteño de Liniers, el arzobispo advirtió sobre la exclusión, la pobreza y la falta de oportunidades.

Javier Milei
Javier Milei defendió sus vetos y aseguró que, “si no fuera así, ya habría caos en las calles”. Además, cuestionó al kirchnerismo y destacó mejoras en salarios y jubilaciones.

En el marco de la tradicional celebración de San Cayetano, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, lanzó un fuerte mensaje social por parte de la Iglesia con críticas dirigidas al Gobierno. En su homilía, pronunciada desde las escalinatas del santuario ubicado en el barrio porteño de Liniers, advirtió sobre la exclusión, la pobreza y la falta de oportunidades laborales en el país.

El referente eclesiástico pidió por los trabajadores, los ancianos, los discapacitados, los enfermos y “los que revuelven la basura porque no tienen qué comer”. Frente a miles de fieles que peregrinaron desde la medianoche para agradecer o pedir al santo del pan y del trabajo, García Cuerva instó a construir una Argentina más justa, solidaria y reconciliada.

“El trabajo dignifica a las personas”, afirmó. Y remarcó que “si no damos a nuestra gente la capacidad de ganar el pan, esto es una injusticia social”. Apuntó directamente a las autoridades, a quienes les reclamó garantizar empleo digno como camino hacia la inclusión y la paz social.

“San Cayetano, ayudanos a construir una casa de hermanos”

Durante su mensaje, el arzobispo hizo un llamado a la reconciliación nacional. “Le pedimos a San Cayetano que haga de nuestra Patria una casa de encuentro, donde dejemos de descalificarnos y de odiarnos”, expresó. Citando a San Juan Pablo II, recordó que “no hay paz sin justicia, y no hay justicia sin perdón”.

El pedido fue claro: dejar atrás el odio, el individualismo y la indiferencia. En ese sentido, García Cuerva subrayó la necesidad de sentarse a dialogar, pensar juntos y generar consensos. “Nos falta encontrarnos como país”, reflexionó. “Llorar nuestros fracasos sin buscar culpables, y celebrar los logros colectivos sin buscar figurar”.

El prelado también destacó todas las formas de trabajo como válidas. “Valoramos el empleo formal, los emprendimientos familiares, la economía popular, el reciclado, las changas. Toda actividad que, con esfuerzo, lleva el pan a la mesa merece ser protegida”, señaló.

“No nos salvamos solos”

Tomando el pasaje bíblico de Caín y Abel, recordó que “somos custodios de nuestros hermanos”. E insistió en que no se puede mirar hacia otro lado frente al sufrimiento ajeno. “No podemos desentendernos de los ancianos que esperan una jubilación digna, ni de los que buscan comida en los tachos”, manifestó.

Al finalizar la homilía, elevó una plegaria a San Cayetano para “desterrar la cultura de la indiferencia” y fomentar la fraternidad. A pesar de reconocer que la inflación bajó, la calificó como “el impuesto de los pobres” y pidió avanzar también en la reducción de la agresión y el egoísmo social.

“Los gobernantes deben dar a todos la posibilidad de ganar el pan, porque esta ganancia les da dignidad. El trabajo es una unción”, concluyó García Cuerva, en una intervención que resonó con fuerza en el escenario político actual.