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POLÍTICA

La Iglesia se despega de Juan Carlos Molina: licencia canónica y fuerte rechazo a su candidatura política por el kirchnerismo

El sacerdote se postula como diputado en Santa Cruz, pero el Obispado de Río Gallegos aclaró que su decisión es personal y lo apartó de toda función religiosa.

La candidatura de Juan Carlos Molina por Fuerza Patria, en las listas kirchneristas de Santa Cruz, generó un cimbronazo que no tardó en tener respuesta desde la propia Iglesia. El Obispado de Río Gallegos emitió un comunicado en el que marcó una tajante distancia con el cura y decidió otorgarle licencia canónica, lo que lo inhabilita para dar misa, oficiar casamientos, bautismos y cualquier otro sacramento.

Su postulación responde exclusivamente a una decisión personal y en ningún caso expresa la voluntad ni el parecer de la Iglesia diocesana de Río Gallegos”, remarcó la nota oficial.

Un sacerdote candidato del kirchnerismo

Molina aceptó postularse como candidato a diputado nacional en un frente integrado por el Partido de la Victoria, Kolina, el Partido Justicialista y el Instrumento Electoral por la Unidad Popular.

En declaraciones recientes, llegó a decir que Cristina Kirchner lo había apoyado en primera instancia. Y, con polémica, sostuvo que “no fue el dedo de Cristina, fue el dedo de Francisco”, insinuando un guiño del Papa a su candidatura.

Estas afirmaciones fueron la chispa que encendió las alarmas dentro de la Iglesia. Y respondió de inmediato con un comunicado para despegarse de cualquier relación institucional con el sacerdote.

La reacción de la Iglesia

El texto difundido desde la sede episcopal en Río Gallegos fue categórico: Molina no podrá ejercer su ministerio de manera pública ni privada durante el período de campaña ni, en caso de ser electo, durante su mandato.

Además, el Obispado enfatizó que ninguna de sus declaraciones o posturas políticas deben interpretarse como la voz de la Iglesia. Dejando en claro que su camino en la política será estrictamente personal y sin la institución.

Un límite claro

La decisión de otorgarle licencia canónica funciona como un freno institucional y un mensaje directo. La Iglesia no está dispuesta a convalidar el salto político de uno de sus sacerdotes.

Con este gesto, el Obispado buscó marcar una línea de contención y protegerse de la utilización política de la fe. El caso Molina desnuda una tensión histórica: la incompatibilidad entre el ejercicio pastoral y la militancia partidaria. Una frontera que el cura de Santa Cruz decidió cruzar y que la Iglesia, rápidamente, le cerró.