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SOCIEDAD

La nueva reputación de los vinos blancos de Grecia

Por mucho tiempo menospreciados, los vinos blancos de Grecia resultan un atractivo foco de interés para productores de todo el mundo.

Grecia

Puede que Grecia no sea la región vinícola más antigua del mundo, pero es una de las pocas que ha conservado tradiciones vinícolas que se remontan a miles de años. En la segunda mitad del siglo XX, cuando se constituyó la industria vinícola griega moderna, productores con visión de futuro se dedicaron al cultivo de antiguas variedades regionales.

En la actualidad, sus inversiones están dando frutos en todo el país. Vinos blancos griegos autóctonos como Assyrtiko, y más recientemente Vidiano y Moschofilero, sorprenden tanto al público nacional como al extranjero. Los productores, en particular, se sienten atraídos por las virtudes de las uvas: dado que estas variedades autóctonas nacieron para prosperar en el sol, el viento y los cambios diurnos extremos de Grecia, generalmente son más resistentes a los efectos del cambio climático.

No es de extrañar que vinicultores australianos, californianos y de otros países los estén plantando. En 2024, Yiannis Paraskevopoulous, el carismático vinicultor y propietario de Gai’a Wines en Santorini y Nemea, Grecia, comentó que ha estado respondiendo preguntas de productores franceses que desean cultivar Assyrtiko en su clima mediterráneo, cada vez más cálido y seco. «Viví para verlo», dice riendo, refiriéndose al nuevo héroe local de Grecia. Incluso quienes no tenemos títulos en viticultura podemos comprender el atractivo de los vinos blancos griegos.

Distintivos pero agradables, y con una acidez intensa, se pueden beber solos o maridar con todo tipo de platos. Además, están fuertemente ligados a su lugar de origen. Este es un diferenciador importante para los enófilos amantes del terroir, así como para las generaciones de consumidores modernos que valoran la narrativa y ese pararrayos del marketing del siglo XXI: la autenticidad.

El clima de Grecia

La mayoría de las imágenes de Grecia que se ven de manera habitual, en postales turísticas o escenas de películas, suelen dar la idea de que se trata de un territorio de playas rodeadas por atractivos mares. Se trata, por cierto, de una vista espléndida, pero solo representa una parte de la imagen total. Además de esas islas fotogénicas y mundialmente famosas, Grecia es el tercer país más montañoso de Europa, con cordilleras que abarcan aproximadamente el 80% de su paisaje.

Su topografía facilita brisas frescas que ayudan a compensar las altísimas temperaturas mediterráneas, especialmente en zonas del centro de Grecia y el Ática, donde las olas de calor hacen que se pronostiquen temperaturas superiores a los 40 °C cada año.

También ayuda a mantener la acidez de las uvas en las vides de todo el país. Dadas estas condiciones del clima y la relativa juventud de la industria vinícola griega moderna, existe una considerable variabilidad de cosechas. Varios productores que exportan internacionalmente se adaptan con habilidad a los cambios constantes en sus territorios, tanto literales como metafóricos, como Argyros, Gai’a, Oeno P, Papagiannakos, Skouras, Tselepos, Wine Art Estate y Zacharioudakis, entre otros.

Las tendencias griegas

Los productores de vino se están adaptando no sólo al cambio climático, sino también a un público más conocedor del vino en general y de las variedades regionales griegas en particular. En las últimas décadas, muchos profesionales del vino griegos estudiaron enología en el extranjero y luego regresaron a casa para aplicar técnicas de vanguardia a parcelas nuevas y centenarias. Impulsados por el éxito de Assyrtiko, están adoptando el expresivo Vidiano (una variedad cretense que algunos extranjeros comparan con el Chardonnay), el fresco y versátil Moschofilero, y más.

Estos vinos llegan a diversos públicos. Los locales tienen mayor poder adquisitivo hoy en día gracias a la sostenida estabilidad económica nacional. Además, las cifras récord de turismo sugieren que millones de ciudadanos de todo el mundo disfrutaron bebiendo una Malagousia en vacaciones y estarían encantados de comprar botellas al regresar a casa.

Otro ejemplo notable es el Retsina, un vino tradicional griego elaborado con resina de pino que posee sabores y aromas distintivos, a menudo polémicos. Durante años, muchos, tanto en Grecia como fuera de ella, lo descartaron por anticuado, monótono o ambas cosas. Sin embargo, los productores modernos están invirtiendo en sus uvas emblemáticas, la Roditis y la Savatiano, y elaborando versiones equilibradas y con matices que están ganando premios internacionales y desmintiendo la fama de antaño.